STANFORD – El cierre sin precedentes de gran parte de la economía estadounidense, ordenado por los gobiernos federal, estatales y locales es comprensible dada la necesidad de ralentizar la propagación del coronavirus. Sin embargo, con demasiada frecuencia las intervenciones estatales bien intencionadas y, a menudo, prolongadas impiden a los mercados trabajar como es debido y, en consecuencia, hacen más mal que bien. Incluso en tiempos de crisis, los mercados solucionan bien los problemas, porque proporcionan los incentivos correctos para usar los recursos con eficacia.
STANFORD – El cierre sin precedentes de gran parte de la economía estadounidense, ordenado por los gobiernos federal, estatales y locales es comprensible dada la necesidad de ralentizar la propagación del coronavirus. Sin embargo, con demasiada frecuencia las intervenciones estatales bien intencionadas y, a menudo, prolongadas impiden a los mercados trabajar como es debido y, en consecuencia, hacen más mal que bien. Incluso en tiempos de crisis, los mercados solucionan bien los problemas, porque proporcionan los incentivos correctos para usar los recursos con eficacia.