CAMBRIDGE – El gobierno británico tenía razón al describir el reciente episodio de volatilidad de los mercados en el Reino Unido como producto de “factores globales” -en particular, una fuerte alza de los rendimientos de los bonos de Estados Unidos-. También estaba en lo cierto al destacar lo bien que los mercados británicos han hecho frente a las turbulencias. Pero nadie debería restar importancia a los retos adicionales a los que se enfrentará la economía británica en los próximos meses, a las debilidades estructurales que están agravando su vulnerabilidad o a las medidas políticas que se necesitan con urgencia.
CAMBRIDGE – El gobierno británico tenía razón al describir el reciente episodio de volatilidad de los mercados en el Reino Unido como producto de “factores globales” -en particular, una fuerte alza de los rendimientos de los bonos de Estados Unidos-. También estaba en lo cierto al destacar lo bien que los mercados británicos han hecho frente a las turbulencias. Pero nadie debería restar importancia a los retos adicionales a los que se enfrentará la economía británica en los próximos meses, a las debilidades estructurales que están agravando su vulnerabilidad o a las medidas políticas que se necesitan con urgencia.