climate change smoke stacks Lukas Schulze/Getty Images

¿Es evitable el sobrecalentamiento de nuestro planeta?

ESTOCOLMO – Hace casi 50 años, el informe del Club de Roma titulado “Los límites del crecimiento” advertía que, si el crecimiento económico continuaba a un ritmo sostenido sin prestar atención al medio ambiente, el mundo podría verse enfrentado a un colapso ecológico y económico en el siglo veintiuno. Y eso es lo que ha ocurrido en esencia. Como muestra un nuevo estudio para el Club de Roma –y como reitera el último informe del Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés)- bien puede ser que el mundo se encamine al desastre.

Muchos interpretaron equivocadamente el informe “Los límites al crecimiento” como un ataque a la expansión económica desbocada. En realidad, el informe argumentaba que, si se iba a seguir el camino del crecimiento económico ilimitado, serían necesarias políticas complementarias (incluido el financiamiento) para preservar los sistemas finitos de soporte a la vida del planeta.

Es un argumento que ha sido pasado por alto. En su lugar, el mundo ha seguido impulsando un crecimiento sin límites, sin atención a las consecuencias ambientales, lo que ha permitido dar enormes pasos en la reducción de la pobreza y el aumento de la longevidad y la riqueza. Sin embargo, estos resultados han venido con un alto coste para el tejido social y la capacidad de resistencia natural del planeta.

Como los científicos han demostrado de manera concluyente, en la última década hemos entrado en una nueva era geológica, el Antropoceno, en que la actividad humana –en particular, su actividad económica- ha sido el factor predominante en el cambio del clima y el medio ambiente de la Tierra. En el Antropoceno, el sistema de soporte de la vida de nuestro planeta está cambiando más rápido que nunca.

Hoy el cambio climático representa un peligro claro y presente. Si nuestro planeta se vuelve apenas 2ºC más cálido que las temperaturas preindustriales, podríamos quedar irreversiblemente en el camino hacia el sobrecalentamiento de la Tierra, con temperaturas varios grados mayores que las actuales, niveles del mar considerablemente más altos y desastres climáticos más comunes y devastadores que nunca.

No tiene por qué ser así. Para su aniversario 50, el Club de Roma actualizó su modelo computacional “World 3” del informe “Los límites al crecimiento”. Utilizando datos económicos y sociales de las últimas cinco décadas, la llamada simulación Tierra 3 arroja nuevas proyecciones sobre el impacto futuro de la actividad humana.

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Basamos nuestro análisis en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, acordados por los líderes mundiales en 2015. Entre los 17 ODS se encuentran el fin de la pobreza y el aumento de la riqueza, así como metas ambientales críticas, como detener las extinciones de especies, proteger nuestros océanos y reducir las emisiones de gases de invernadero. Para determinar si el mundo podría cumplir estas metas para al plazo acordado de 2030, consideramos cuatro escenarios, desde el actual sin cambios a una transformación económica total.

Nuestro análisis muestra que el escenario actual sin cambios no lograría avances significativos hacia el logro de los ODS ni impulsaría la sostenibilidad ambiental para 2030. No es de sorprender que la búsqueda de un crecimiento más rápido también plantearía una seria amenaza a la sostenibilidad ambiental.

Sin embargo, incluso un tercer escenario con políticas más sólidas para proteger el medio ambiente pondría en riesgo la estabilidad del planeta. En cualquiera de ellos los seres humanos mejorarían en el corto plazo, pero se verían seriamente afectados en el más largo plazo, a medida que crucemos los límites y puntos de inflexión del planeta.

Hay solo un escenario que puede traer mejoras al ser humano de una manera sostenible para el medio ambiente: el camino del “cambio transformacional”, producido por un paso a políticas y medidas poco convencionales. En nuestro análisis identificamos cinco áreas en que tal cambio tiene particular importancia.

  • En la línea del último informe del IPCC, se necesita un crecimiento exponencial en energías renovables para que el mundo pueda reducir a la mitad el total de emisiones cada década a partir de 2020
  • Se debe impulsar sustancialmente la producción sostenible de alimentos. Para alimentar a casi diez mil millones de personas para 2050 se necesitará una modernización radical de los sistemas alimentarios actuales, con un 1% adicional de intensificación sostenible al año.
  • Los países en desarrollo necesitan nuevos modelos de desarrollo, siguiendo ejemplos como los de China, Costa Rica, Etiopía y Corea del Sur, con un fuerte énfasis sobre la sostenibilidad.
  • El mundo debe reducir drásticamente la desigualdad, asegurándose de que el 10% más rico no capte más del 40% del ingreso total.
  • Por último, debemos estabilizar el aumento demográfico global mediante inmensas inversiones en educación universal, igualdad de género, atención de salud y planificación familiar.

No pretendemos haber provisto una lista definitiva de las reformas transformacionales que precisa el planeta. La clave de nuestro mensaje es que la única manera de equilibrar crecimiento y sostenibilidad es mediante una transformación estructural y de la sociedad a escala global.

La buena nueva es que creemos que es posible el escenario transformacional que presentamos aquí. Ya hay señales de que las fuerzas del mercado pueden impulsar una nueva revolución energética que sea factible en lo técnico y atractiva en lo económico. Ya existen tecnologías para apoyar la agricultura sostenible, y cerca de un 29% de las granjas ya usan alguna forma de técnica agrícola sostenible. Y, globalmente, ya hemos alcanzado en “punto de inflexión de nacimientos”, es decir, ya no está creciendo la cantidad de niños.

Pero existen grandes barreras políticas para las energías renovables, y más todavía para la reducción de la desigualdad. Para empeorar las cosas, en los tres años siguientes al acuerdo de los líderes mundiales acerca de los ODS, ha habido una creciente reacción de rechazo al multilateralismo. Precisamente cuando más se necesita la cooperación global, muchos países abrazan el nacionalismo, el aislacionismo y el proteccionismo comercial.

La mayoría de los analistas racionales argumentarían que es una buena inversión mantener el planeta en buenas condiciones para sustentar una economía próspera en el largo plazo. Pero, como vemos hoy, un pensamiento así de visionario no siempre se presta para el éxito político. Para proteger nuestro planeta, y a nuestra civilización, voces como las del Club de Roma son más importantes que nunca.

Traducido del inglés por David Meléndez Tormen

https://prosyn.org/G9OeD0yes