

Though the US Federal Reserve’s first interest-rate hike of 2023 is smaller than those that preceded it, policymakers have signaled that more increases are on the way, despite slowing price growth. But there is good reason to doubt the utility – and fear the consequences – of continued rate hikes, on both sides of the Atlantic.
CAMBRIDGE – La reacción de los mercados financieros a las últimas decisiones de política monetaria de la Reserva Federal de los Estados Unidos pareció más propia de países en desarrollo que de la economía más poderosa del mundo. Por ser la Fed el banco central con mayor importancia sistémica, esto no es una mera curiosidad, sino que tiene implicaciones para el bienestar económico de los Estados Unidos y de los demás países.
El 21 de septiembre, la Fed reforzó la estrategia que mantiene hace dos meses de hacer subidas de tipos de interés más altas, más rápidas y de mayor duración que las antes previstas. En un hecho sin precedentes, implementó por tercera vez consecutiva un incremento de 75 puntos básicos y envió una fuerte señal de que en las dos últimas reuniones del año podrían aprobarse otras subidas por un total de 125 puntos básicos más. También insinuó que un cambio de rumbo hacia tipos de interés más bajos antes de 2023 es improbable.
La revisión que hizo la Fed de sus pronósticos económicos presenta un panorama preocupante para Estados Unidos y para casi todo el mundo. No sólo prevé menos crecimiento sino también (lo más sorprendente) inflación más alta, algo que ha hecho varias veces estos últimos trimestres.
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