borrell19_ FADEL SENNAAFP via Getty Images_ukrainewar Fadel Senna/AFP via Getty Images

Hacer posible la victoria ucraniana

BRUSELAS - Casi un año después de la invasión rusa de Ucrania, la guerra entra en una nueva fase. Tras el fallido ataque a Kiev la primavera pasada y la impresionante contraofensiva de los ucranianos que liberaron Kharkiv en el norte y Kherson en el sur, el presidente ruso Vladimir Putin se ha embarcado en una campaña de castigo dirigida contra civiles e infraestructuras energéticas con drones y misiles. Fracasada su estrategia en el campo de batalla, Putin trata de aumentar al máximo el número de ucranianos obligados a pasar el invierno en el frío y la oscuridad.

La línea del frente apenas se ha movido en los últimos meses. Pero los combates siguen siendo encarnizados (con muchas bajas), y Rusia parece estar preparándose para una gran ofensiva en primavera. La economía rusa está en pie de guerra, y la maquinaria propagandística del Kremlin ha incrementado el ritmo, vendiendo una amalgama de amenazas apocalípticas y delirios imperiales. El último medio de comunicación independiente de Rusia, Meduza, y la última organización de derechos humanos, el Centro Sájarov, se ven obligados a cerrar. El ambiente en Moscú es desafiante.

En estas circunstancias, los aliados de Ucrania hacen bien en aumentar su ayuda militar, incluso proporcionando tanques de combate. El objetivo es que Ucrania prevalezca ante su agresor. Pero no podemos desear alcanzar ese fin sin dar a Ucrania los medios para conseguirlo. La alternativa es una guerra de desgaste prolongada, que provocaría más muertes en Ucrania, mayor inseguridad para Europa y sufrimiento continuado en todo el mundo debido a la militarización por parte de Rusia del suministro de energía y alimentos.

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