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Protejamos a los trabajadores informales del calor extremo

JOHANNESBURGO/WASHINGTON D. C. – La creciente crisis climática actual afecta de manera desproporcionada a dos mil millones de trabajadores informales. A medida que las olas de calor aumentan en frecuencia e intensidad, la falta de protecciones para la salud y seguridad en el trabajo (SST) a escala mundial contra los riesgos relacionados con el clima deja a esos trabajadores peligrosamente expuestos; obligados a trabajar en temperaturas récord, su salud, y hasta sus vidas, están en peligro.

En 2022, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) declaró que el «entorno de trabajo seguro y saludable» es un derecho fundamental, pero aunque muchos países han reconocido al calor extremo como un riesgo laboral e implementado medidas de protección para la seguridad en el trabajo, rara vez esas medidas alcanzan a los trabajadores más vulnerables del mundo: quienes trabajan de manera informal en el campo, vertederos, mercados callejeros y hogares.

Más de 2400 millones de trabajadores sufren cada año el calor extremo y se prevé que el estrés térmico aumentará rápidamente en las próximas décadas, por lo que la comunidad internacional debe reformar con suma urgencia los marcos de protección laboral para garantizar la seguridad, salud y medios de vida de los trabajadores. De no mediar acciones decisivas, millones de personas seguirán sufriendo innecesariamente, atrapadas en un ciclo de crecientes temperaturas y condiciones laborales peligrosas.

Se trata de un peligro especialmente grave en los países con ingresos bajos y medios, donde el trabajo informal representa aproximadamente el 90 % del empleo total. Aunque la información sobre la salud y seguridad de esos trabajadores es limitada, un creciente cuerpo de investigaciones sugiere que el calor extremo tiene un impacto profundamente negativo sobre su bienestar y sustento.

Por ejemplo, en investigaciones llevadas a cabo por la agrupación Mujeres en Empleo Informal: Globalizando y Organizando (WIEGO, por su sigla en inglés) y la universidad de Sheffield se halló que el 85 % de los recolectores informales de basura de Brasil sufrieron estrés térmico en 2022 y 2023, lo que los expuso a graves riesgos para la salud y redujo su productividad. En Delhi, donde las temperaturas superaron los 50 °C en mayo, la muerte de un jornalero de 53 años de edad llevó a que un vicegobernador dictara nuevos lineamientos que ajustan los horarios de trabajo de los peones y amplían su acceso al agua potable. Como señala una editorial reciente de la Organización Mundial de la Salud, entre los graves efectos del calor extremo está el aumento del riesgo de contraer cáncer de piel.

Aunque las discusiones sobre cómo proteger a los trabajadores informales del estrés térmico suelen centrarse en quienes trabajan al aire libre, como los agricultores y vendedores callejeros, el calor extremo también afecta a los que trabajan en ambientes mal ventilados y sin acceso adecuado al agua potable. En Brasil, un recolector informal de basura les dijo a los investigadores de WIEGO: «El calor a veces es insoportable. Estamos en una choza con techo de chapa y nos afecta a todos». La búsqueda de soluciones sostenibles de refrigeración también es importante para los trabajadores domésticos y cuidadores —en su mayoría, mujeres—.

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Pero a pesar de los avances recientes para establecer normas mundiales de SST, los responsables políticos enfrentan desafíos significativos para abordar la cuestión. Uno de los principales es que el 64 % de los trabajadores informales trabaja por cuenta propia. Sin empleadores que financien las medidas de seguridad esenciales, los trabajadores económicamente vulnerables deben usar sus limitados recursos para protegerse. Como señaló Yuleina Carmona, coordinadora de WIEGO para ciudad de México: «Quienes trabajan en la calle compran su propia agua, llevan sus paraguas, se ponen gorras, mitigan con sus propios recursos los efectos del calor».

Esa debilidad refleja la desconexión entre los responsables políticos locales y nacionales. En las zonas urbanas, los lugares de trabajo informal suelen estar regulados por las autoridades municipales, que rara vez coordinan con las agencias laborales nacionales responsables de la seguridad en el trabajo. Además, se suele estigmatizar a los trabajadores informales, que son vistos como fuentes indeseables de delitos y problemas en las zonas urbanas deprimidas.

Incluso cuando las autoridades nacionales y locales logran coordinar esfuerzos, subsisten brechas significativas. Los planes de acción contra el calor en la India, por ejemplo, procuran abordar los riesgos relacionados con el clima a través de múltiples niveles de gobierno, pero pasan por alto la realidad del trabajo informal y la necesidad de intervenir de manera específica a escala municipal, especialmente en las áreas urbanas densamente pobladas.

Aunque es necesario fijar normas y estándares mundiales, hay que convertirlos en medidas concretas que protejan a los trabajadores informales en las regiones más afectadas por el aumento de las temperaturas. En especial, las autoridades locales y municipales deben adoptar normas laborales inclusivas e invertir fuertemente en la infraestructura adecuada —entre otras cosas, ampliando el acceso al agua potable, la sombra, la ventilación en interiores y los servicios de salud ocupacional de alta calidad—. Para evitar el aumento de las tasas de morbilidad y mortalidad asociadas al estrés térmico, esos servicios deben ser asequibles, contar con financiamiento adecuado y estar acompañados por cambios estructurales a escala nacional para brindar un apoyo fundamental a los ingresos de los trabajadores obligados a desplazarse por el clima.

Las organizaciones de trabajadores informales ya están marcando el camino: en Zimbabue, los comerciantes informales convencieron al Concejo Municipal de la ciudad de Masvingo de aprobar inversión pública en infraestructura urbana crítica. En la India, la Asociación de Trabajadoras por Cuenta Propia, una de las mayores organizaciones de trabajadores para mujeres con empleo informal, lanzó recientemente su propio programa de seguros, que permite a las beneficiarias evitar el trabajo durante las olas de calor peligrosas.

Además de esas soluciones impulsada por los trabajadores, hay que integrar a las protecciones de SST a las políticas climáticas. A medida que los peligros relacionados con el calor cambian y se intensifican, una gigantesca cantidad de trabajadores —entre ellos, los informales— enfrentan el riesgo de enfermedades crónicas, muerte y discapacidad. Sin acciones coordinadas, el futuro del trabajo será cada vez más peligroso e incierto, y llevará a que millones de trabajadores sufran lo peor de la crisis climática.

Traducción al español por Ant-Translation.

https://prosyn.org/caVVydmes