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La confusión mercantilista de Trump

CAMBRIDGE – Cuando en marzo de 2018 el presidente estadounidense Donald Trump dijo que “las guerras comerciales son buenas y fáciles de ganar”, muchos desestimaron el comentario como un mero devaneo retórico sin grandes consecuencias. ¿Lo era?

Los países comercian entre sí para conseguir importaciones (bienes de consumo, bienes intermedios para la producción y equipamiento) a cambio de exportaciones. Visto de este modo, las exportaciones no son sino los bienes que un país está dispuesto a entregar para conseguir algo que quiere o necesita.

Pero el comercio internacional también aumenta (en términos netos) el volumen total de la economía, porque permite a los países concentrarse en lo que hacen mejor, para producir bienes en las áreas en las que son relativamente más productivos. Según la teoría de las ventajas comparativas de David Ricardo, las fortalezas relativas de los países derivan de diferencias en las dotaciones de factores. Y como mostraron en los ochenta los economistas Paul Krugman y Elhanan Helpman, también se relacionan con sus inversiones en diversas áreas de especialización.

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