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Cómo puede Trump lograr un crecimiento sostenido

WASHINGTON, DC – Cuando los inversores, los líderes empresariales y los responsables de las políticas analizan las perspectivas económicas de Estados Unidos, hay dos cosas que deben tenerse muy presentes. En primer lugar, la economía estadounidense es muy fuerte. Y, en segundo lugar, las políticas populistas del presidente Donald Trump plantean uno de los mayores riesgos para su crecimiento continuo.

En enero, la inflación subyacente del índice de precios al consumidor (IPC) (excluidos los precios de los alimentos y la energía) subió un 0,4% intermensual -más de lo que esperaban los economistas y el doble que en diciembre, lo que llevó la tasa interanual al 3,3%.

Los mercados financieros tomaron nota. Pero desde hace meses está claro que la Reserva Federal no está consiguiendo impulsar la inflación hacia su meta del 2%. La inflación subyacente lleva estancada desde la primavera de 2024. Si se considera el índice de precios de los gastos de consumo personal (excluidos los precios de los alimentos y la energía), la inflación interanual fue del 2,7% o del 2,8% en siete de los últimos ocho meses. (En junio fue del 2,6%). Y la inflación interanual subyacente del IPC ha sido del 3,2% o del 3,3% en cada uno de los últimos ocho meses.

Mientras tanto, el mercado laboral se mantiene estable. La tasa de desempleo mensual se ha mantenido entre el 4% y el 4,2% desde mayo, y ha descendido en los dos últimos meses. De hecho, el mercado laboral podría estar ajustándose. Una medida más amplia que tiene en cuenta los horarios a tiempo parcial no voluntarios y la vinculación marginal de la fuerza laboral implica que la holgura del mercado laboral tal vez venga disminuyendo desde julio.

Una tasa de inflación atascada por encima de la meta de la Reserva Federal y un mercado laboral robusto reflejan la solidez de los fundamentos económicos. Los aumentos mensuales del empleo han sido fuertes y los despidos siguen siendo escasos, lo que respalda los ingresos de los hogares y el gasto de los consumidores que han impulsado la expansión de la economía. La producción económica creció por encima de su potencial subyacente en el segundo semestre de 2024. En el momento de redactar este informe, el Banco de la Reserva Federal de Atlanta estima que la economía va camino de crecer un 2,3% en el trimestre actual, posiblemente por encima de su tasa sostenible.

El riesgo de que la inflación vuelva a acelerarse es mayor que el riesgo de un deterioro del mercado laboral. Mientras escribo, los precios de mercado implican una probabilidad del 16% de que la Fed no vuelva a recortar las tasas en 2025. Si bien las expectativas de los inversores se han movido en la dirección correcta en los últimos meses, se le sigue restando importancia a las probabilidades de un alza de las tasas -que en mi opinión es probable este año.

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¿Qué podría desacelerar la economía? La errática comunicación política de Trump y, quizá más importante, sus políticas populistas en materia de comercio e inmigración.

Para ser claros, gran parte de lo que Trump espera lograr fortalecerá la economía estadounidense. Como escribí recientemente, la estrategia del presidente respecto de la regulación de la inteligencia artificial y la aplicación de las leyes antimonopolio, y su deseo de expandir la producción nacional de energía, reducir los impuestos corporativos y revertir las regulaciones perjudiciales impulsarán el crecimiento. En gran medida, los inversores están de acuerdo: el S&P 500 ha subido alrededor de un 6% desde la victoria de Trump en noviembre.

Pero Trump también ha sembrado la confusión sobre la futura senda de la política económica norteamericana, especialmente en lo que respecta al comercio. Las fusiones y adquisiciones estadounidenses cayeron casi un 30% en enero de 2025 en comparación con enero de 2024, lo que refleja esta imprevisibilidad. También los consumidores empiezan a dar muestras de nerviosismo. El índice de confianza de los consumidores de la Universidad de Michigan cayó un 5% en febrero.

Sin duda, desde la pandemia, los consumidores se han mostrado tan pesimistas respecto de la economía como lo suelen estar durante las recesiones. Pero la caída de la confianza de los consumidores en febrero parece estar relacionada con la preocupación por la inflación. La encuesta de Michigan mostró un gran salto intermensual en la mediana de las expectativas de inflación a 12 meses, del 3,3% al 4,3%. En particular, los consumidores de la encuesta de Michigan se mostraron especialmente pesimistas sobre las condiciones de compra de bienes duraderos, lo que sugiere una ansiedad por los aranceles.

Una investigación de los economistas Olivier Coibion, Yuriy Gorodnichenko y Michael Weber muestra que los norteamericanos esperan pagar casi la mitad de los costos de cualquier arancel que promulgue Trump. Y una encuesta diferente reveló que dos tercios de los norteamericanos no creen que Trump esté haciendo lo suficiente para bajar los precios al consumidor. Los temores arancelarios y la posibilidad de que suban los precios podrían llevar a los consumidores a recortar su gasto, lo que implicaría una desaceleración de la expansión actual.

Si bien la incertidumbre causada por la errática comunicación política de Trump es perjudicial, seguir adelante con sus políticas populistas sería mucho más dañino. La guerra comercial del primer mandato de Trump aumentó los precios al consumidor y redujo la inversión empresarial, el empleo en el sector manufacturero y la competitividad -sin cortar de manera significativa los lazos económicos con China ni reducir el déficit comercial.

Goldman Sachs estima que un arancel sostenido del 25% sobre las importaciones procedentes de Canadá y México -que Trump anunció el 1 de febrero, pero luego pausó casi de inmediato durante 30 días- reduciría un 0,4% la producción económica. Un estudio publicado por el Instituto Peterson de Economía Internacional concluye que el PIB caerá un 1,2% de aquí a 2028 si Trump deporta a 1,3 millones de inmigrantes ilegales.

Trump fue elegido, en gran medida, porque los votantes rechazaron el enfoque de la política económica de Joe Biden, que tuvo consecuencias inflacionarias. Dada la fortaleza subyacente de la economía estadounidense, Trump ha iniciado su segundo mandato con el viento a favor. Debería aprovechar esta ventaja favoreciendo sus numerosos objetivos políticos que impulsarían el crecimiento, y no aquellos que lo impedirían.

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