gros159_SERGEY BOBOKAFP via Getty Images_russiatank Sergey Bobok/AFP via Getty Images

El ejército Potemkin de Putin

FLORENCIA – La guerra es un enfrentamiento de voluntades, arguyó el estratega alemán Carl von Clausewitz aproximadamente 200 años atrás. En ese punto, los ucranianos que defienden ferozmente su patria parecen tener una clara ventaja sobre las fuerzas invasoras rusas. Pero, para ganar una guerra, la voluntad debe estar respaldada por medios militares, y eso requiere de fuerza industrial y económica. En este punto, Rusia podría tener una ventaja sobre Ucrania por el momento, pero este país es mucho más débil que Occidente, que es el adversario al cual pretende desafiar en última instancia.

En términos de fuerza económica e industrial, Rusia es una potencia de tamaño medio, en el mejor de los casos. Su producción manufacturera es sólo la mitad que la de Alemania, y su PIB es aproximadamente del mismo tamaño que el de Italia. El PIB combinado de la Unión Europea es casi diez veces mayor que el de Rusia. Y esta comparación se realiza antes de que la nueva ronda de sanciones punitivas de Occidente empiece a hacer mella.

Dado el gran tamaño de su economía, Europa puede permitirse el lujo de construir capacidades de defensa verosímiles. Para que los países europeos cumplan con el compromiso que tienen con la OTAN respecto a gastar anualmente el 2% de su PIB en defensa, deben aumentar su gasto, en promedio, en apenas un 0,5% del PIB. Si se considera que el gasto público total en estos países actualmente promedia el 45% del PIB, hacer esto parece ser algo plenamente factible.

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