KUALA LUMPUR – Mientras el mundo lidia con las consecuencias de la pandemia de la COVID-19, la aceleración del cambio climático, guerras y genocidios, muchas economías emergentes descubren que fueron abandonadas a la hora de ofrecer atención sanitaria de alta calidad a precios accesibles.
De hecho, casi la mitad de la población mundial carece de diagnósticos médicos oportunos, precisos y asequibles. En la región del sudeste asiático donde nací, cuya población es de casi 700 millones de personas, los costos directos para los pacientes están entre los más caros del mundo. En 8 de los 10 países de la ASEAN —Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Birmania, Filipinas, Singapur y Vietnam— esos costos representaron más del 30 % del gasto total en salud de 2022, cuando la tasa promedio en la OCDE fue del 20 %.
La COVID-19 puso de relieve la urgente necesidad de mejorar la preparación contra las pandemias e invertir en la producción local de diagnósticos, terapias y vacunas en todo el sudeste asiático. Cuando estalló la pandemia en 2020, Malasia y otros países de la ASEAN enfrentaron una grave escasez de reactivos para diagnósticos, que en su mayoría eran importados. Eso, a su vez, dificultó el desarrollo local de kits para pruebas diagnósticas rápidas.
De manera similar, los países de la ASEAN tuvieron que importar la mayoría de las vacunas contra la COVID-19 que aplicaron; pero menos del 10 % de los países con ingresos medios y bajos tuvieron acceso a esas vacunas capaces de salvar vidas, incluso cuando ya era fácil conseguirlas en los países con ingresos altos. Se trata, prácticamente, de un escándalo mundial.
Ya antes de la pandemia los países de la ASEAN enfrentaban dificultades debido a la difusión de enfermedades infecciosas y de otras no transmisibles, especialmente, del cáncer. Aunque a menudo las pruebas diagnósticas de enfermedades infecciosas suelen ser caras y dependen mucho de insumos y equipos importados, las terapias avanzadas para el cáncer —como los anticuerpos monoclonales y otras inmunoterapias— siguen fuera del alcance de la mayoría de los pacientes oncológicos de la región.
Dos años después del verdadero final de la pandemia, la mayoría de las economías emergentes de la ASEAN siguen experimentando dificultades para ampliar el acceso a la atención sanitaria de calidad. Esto se puede atribuir en parte a los monopolios mundiales y las estrategias depredadoras de fijación de precios, que encarecen las pruebas diagnósticas y terapias vitales.
At a time of escalating global turmoil, there is an urgent need for incisive, informed analysis of the issues and questions driving the news – just what PS has always provided.
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Para contrarrestar esas estrategias y garantizar que las comunidades de todo el sudeste asiático y el Sur Global accedan a diagnósticos y tratamientos capaces de salvar vidas, los países de la ASEAN deben aprovechar su poder colectivo. Para ello es necesario el esfuerzo coordinado de los gobiernos, académicos, médicos, empresas y organizaciones de la sociedad civil, además de un plan de implementación claro.
Una solución prometedora, propuesta por el economista surcoreano Keun Lee, es la de los grandes saltos tecnológicos. Mediante el desarrollo y la implementación de políticas estratégicas de innovación, las economías de la ASEAN podrían evitar el uso de tecnologías intermedias y adoptar directamente los últimos avances, especialmente para los medicamentos y dispositivos médicos, mejorando así el acceso a los tratamientos críticos.
Por supuesto, eso requiere transferencias de tecnología; pero son esfuerzos que deben ir más allá de las instalaciones de «fraccionamiento y embalaje» y el ensamblado final. Los nuevos proyectos deben aportar capital intelectual a los científicos, ingenieros, médicos clínicos e investigadores locales, estimular el diseño colaborativo y promover asociaciones equitativas.
Malasia ofrece un modelo prometedor para otros países de la ASEAN que deseen innovar en el diagnóstico y las terapias para combatir enfermedades como el cáncer de cuello uterino y la hepatitis C. Desde 2018, Malasia ha logrado avances significativos para combatir el virus del papiloma humano (VPH) ofreciendo a las mujeres kits que ellas mismas pueden usar fácilmente. Ese programa innovador, impulsado por el Ministerio de Salud y el Ministerio de la Mujer, la Familia y el Desarrollo Comunitario, junto con fundaciones locales como ROSE, aumentaron las tasas de detección sistemática del cáncer de cuello uterino, especialmente entre las mujeres con menor acceso a pruebas diagnósticas en áreas rurales.
En 2021 los ministerios de salud de Malasia y Tailandia, junto con la iniciativa Drugs for Neglected Diseases [Medicamentos para las enfermedades desatendidas] y socios malayos y egipcios del sector, desarrollaron ravidasvir, un medicamento revolucionario contra la hepatitis C que reduce el costo de USD 80 000 a menos de USD 500 para los tratamientos de 12 semanas.
Malasia también lidera los esfuerzos para desarrollar pruebas diagnósticas inmediatas y tratamientos para casos graves de dengue, lo que refleja el robusto ecosistema innovador del país. Varias organizaciones, lideradas por Clinical Research Malaysia y el Institute for Medical Research, también crearon una plataforma para llevar adelante ensayos clínicos e investigación aplicada.
Mientras tanto, la flamante International Affordable Diagnostics and Therapeutics Alliance (IA-DATA, Alianza Internacional para Pruebas Diagnósticas y Terapias Asequibles) busca acercar a las partes interesadas de toda la ASEAN para solucionar las necesidades sanitarias de los países con ingresos bajos y medios. Esta iniciativa, centrada en los diagnósticos inmediatos; el reposicionamiento de medicamentos; y plataformas tecnológicas innovadoras —como la agricultura molecular— tiene el potencial de reducir los costos de los anticuerpos monoclonales y las inmunoterapias contra el cáncer.
Malasia presidirá la ASEAN en 2025, lo que le ofrece una oportunidad única para construir una infraestructura robusta para las pruebas diagnósticas y las terapias asequibles. Promoviendo la colaboración abierta, la coordinación de la investigación y el desarrollo, la regulación eficaz y el inquebrantable apoyo gubernamental para la producción local sostenible podemos alcanzar esta ambiciosa meta y garantizar el acceso más equitativo a la atención sanitaria de calidad en todo el sudeste asiático.
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According to the incoming chair of US President Donald Trump’s
Council of Economic Advisers, America runs large trade deficits and
struggles to compete in manufacturing because foreign demand for US
financial assets has made the dollar too strong. It is not a persuasive
argument.
is unpersuaded by the argument made by presidential advisers for unilaterally restructuring global trade.
By launching new trade wars and ordering the creation of a Bitcoin reserve, Donald Trump is assuming that US trade partners will pay any price to maintain access to the American market. But if he is wrong about that, the dominance of the US dollar, and all the advantages it confers, could be lost indefinitely.
doubts the US administration can preserve the greenback’s status while pursuing its trade and crypto policies.
Diane Coyle
suggests ways to account for “free” digital services in economic frameworks, considers how to prevent the emergence of AI monopolies, warns that cutting funding for basic research is tantamount to destroying the US economy’s foundations, and more.
KUALA LUMPUR – Mientras el mundo lidia con las consecuencias de la pandemia de la COVID-19, la aceleración del cambio climático, guerras y genocidios, muchas economías emergentes descubren que fueron abandonadas a la hora de ofrecer atención sanitaria de alta calidad a precios accesibles.
De hecho, casi la mitad de la población mundial carece de diagnósticos médicos oportunos, precisos y asequibles. En la región del sudeste asiático donde nací, cuya población es de casi 700 millones de personas, los costos directos para los pacientes están entre los más caros del mundo. En 8 de los 10 países de la ASEAN —Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Birmania, Filipinas, Singapur y Vietnam— esos costos representaron más del 30 % del gasto total en salud de 2022, cuando la tasa promedio en la OCDE fue del 20 %.
La COVID-19 puso de relieve la urgente necesidad de mejorar la preparación contra las pandemias e invertir en la producción local de diagnósticos, terapias y vacunas en todo el sudeste asiático. Cuando estalló la pandemia en 2020, Malasia y otros países de la ASEAN enfrentaron una grave escasez de reactivos para diagnósticos, que en su mayoría eran importados. Eso, a su vez, dificultó el desarrollo local de kits para pruebas diagnósticas rápidas.
De manera similar, los países de la ASEAN tuvieron que importar la mayoría de las vacunas contra la COVID-19 que aplicaron; pero menos del 10 % de los países con ingresos medios y bajos tuvieron acceso a esas vacunas capaces de salvar vidas, incluso cuando ya era fácil conseguirlas en los países con ingresos altos. Se trata, prácticamente, de un escándalo mundial.
Ya antes de la pandemia los países de la ASEAN enfrentaban dificultades debido a la difusión de enfermedades infecciosas y de otras no transmisibles, especialmente, del cáncer. Aunque a menudo las pruebas diagnósticas de enfermedades infecciosas suelen ser caras y dependen mucho de insumos y equipos importados, las terapias avanzadas para el cáncer —como los anticuerpos monoclonales y otras inmunoterapias— siguen fuera del alcance de la mayoría de los pacientes oncológicos de la región.
Dos años después del verdadero final de la pandemia, la mayoría de las economías emergentes de la ASEAN siguen experimentando dificultades para ampliar el acceso a la atención sanitaria de calidad. Esto se puede atribuir en parte a los monopolios mundiales y las estrategias depredadoras de fijación de precios, que encarecen las pruebas diagnósticas y terapias vitales.
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Para contrarrestar esas estrategias y garantizar que las comunidades de todo el sudeste asiático y el Sur Global accedan a diagnósticos y tratamientos capaces de salvar vidas, los países de la ASEAN deben aprovechar su poder colectivo. Para ello es necesario el esfuerzo coordinado de los gobiernos, académicos, médicos, empresas y organizaciones de la sociedad civil, además de un plan de implementación claro.
Una solución prometedora, propuesta por el economista surcoreano Keun Lee, es la de los grandes saltos tecnológicos. Mediante el desarrollo y la implementación de políticas estratégicas de innovación, las economías de la ASEAN podrían evitar el uso de tecnologías intermedias y adoptar directamente los últimos avances, especialmente para los medicamentos y dispositivos médicos, mejorando así el acceso a los tratamientos críticos.
Por supuesto, eso requiere transferencias de tecnología; pero son esfuerzos que deben ir más allá de las instalaciones de «fraccionamiento y embalaje» y el ensamblado final. Los nuevos proyectos deben aportar capital intelectual a los científicos, ingenieros, médicos clínicos e investigadores locales, estimular el diseño colaborativo y promover asociaciones equitativas.
Malasia ofrece un modelo prometedor para otros países de la ASEAN que deseen innovar en el diagnóstico y las terapias para combatir enfermedades como el cáncer de cuello uterino y la hepatitis C. Desde 2018, Malasia ha logrado avances significativos para combatir el virus del papiloma humano (VPH) ofreciendo a las mujeres kits que ellas mismas pueden usar fácilmente. Ese programa innovador, impulsado por el Ministerio de Salud y el Ministerio de la Mujer, la Familia y el Desarrollo Comunitario, junto con fundaciones locales como ROSE, aumentaron las tasas de detección sistemática del cáncer de cuello uterino, especialmente entre las mujeres con menor acceso a pruebas diagnósticas en áreas rurales.
En 2021 los ministerios de salud de Malasia y Tailandia, junto con la iniciativa Drugs for Neglected Diseases [Medicamentos para las enfermedades desatendidas] y socios malayos y egipcios del sector, desarrollaron ravidasvir, un medicamento revolucionario contra la hepatitis C que reduce el costo de USD 80 000 a menos de USD 500 para los tratamientos de 12 semanas.
Malasia también lidera los esfuerzos para desarrollar pruebas diagnósticas inmediatas y tratamientos para casos graves de dengue, lo que refleja el robusto ecosistema innovador del país. Varias organizaciones, lideradas por Clinical Research Malaysia y el Institute for Medical Research, también crearon una plataforma para llevar adelante ensayos clínicos e investigación aplicada.
Como parte del Nuevo Plan Maestro Industrial 2030 de Malasia, que designa a los sectores farmacéutico y de dispositivos médicos como dos de los cinco «pilares industriales» de la economía, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación se asoció con incubadoras tecnológicas como el Acelerador Malayo para la Investigación en Tecnología e Innovación, para fomentar la investigación aplicada.
Mientras tanto, la flamante International Affordable Diagnostics and Therapeutics Alliance (IA-DATA, Alianza Internacional para Pruebas Diagnósticas y Terapias Asequibles) busca acercar a las partes interesadas de toda la ASEAN para solucionar las necesidades sanitarias de los países con ingresos bajos y medios. Esta iniciativa, centrada en los diagnósticos inmediatos; el reposicionamiento de medicamentos; y plataformas tecnológicas innovadoras —como la agricultura molecular— tiene el potencial de reducir los costos de los anticuerpos monoclonales y las inmunoterapias contra el cáncer.
Malasia presidirá la ASEAN en 2025, lo que le ofrece una oportunidad única para construir una infraestructura robusta para las pruebas diagnósticas y las terapias asequibles. Promoviendo la colaboración abierta, la coordinación de la investigación y el desarrollo, la regulación eficaz y el inquebrantable apoyo gubernamental para la producción local sostenible podemos alcanzar esta ambiciosa meta y garantizar el acceso más equitativo a la atención sanitaria de calidad en todo el sudeste asiático.
Traducción al español por Ant-Translation