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La bonanza demográfica posible

OSLO – Una manera fácil de generar un largo y acalorado debate consiste en mencionar el tema de la población mundial. Son bien conocidos los apasionados argumentos que Thomas Malthus causó en el siglo diecinueve al advertir que, en ausencia de medidas de control demográfico, la población mundial crecería exponencialmente a un ritmo que superaría los avances en la agricultura y provocaría brotes recurrentes de hambruna y enfermedades. La industrialización ayudaría a posponer la crisis, pero no para siempre.

Estos argumentos todavía estaban candentes en la década de 1960, cuando Paul y Anne Ehrlich añadieron combustible al fuego con su éxito de ventas La bomba demográfica (The Population Bomb). Sus temores eran razonables, si se consideran los datos expuestos. Para 1975, la población global se duplicó a 4 mil millones en menos de 50 años. Y se acaba de volver a duplicar: en noviembre pasado llegamos a ser 8 mil millones de seres humanos. Esto plantea la pregunta: ¿se volverá a duplicar la población hasta llegar a los 16 mil millones?

La respuesta es un categórico “no”. De hecho, la población mundial ni siquiera se acercará a ese nivel, debido a un cambio de paradigma demográfico que ha estado ocurriendo en la última mitad de siglo. La tasa de crecimiento demográfico llegó a su auge en los años 60 del siglo XX y desde entonces ha ido cayendo a un ritmo constante. En todo el planeta, las mujeres están optando por tener menos hijos, y la tasa de fertilidad promedio global es hoy un poco menos de dos hijos por mujer.

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