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Trabajo organizado después del COVID

BERKELEY – La reciente imposibilidad de sindicalizar a los trabajadores del depósito de Amazon en Bessemer, Alabama, no es más que el último capítulo en la larga caída de las organizaciones tradicionales de la clase trabajadora. ¿La pandemia ha empeorado aún más las cosas?

Desde 1985, la pertenencia a sindicatos de trabajadores ha caído a la mitad, en promedio, en todos los países de la OCDE. Los intereses empresariales han realizado campañas persistentes, y muy bien solventadas, contra los sindicatos y han capturado a gran parte de los medios y del circuito de los grupos de expertos. En suma, estos esfuerzos claramente han logrado recortar los derechos tradicionales y el margen de representación de los trabajadores. Mientras que la legislación sobre el “derecho a trabajar” amigable con el empleador ha minado la capacidad de los sindicatos para autofinanciarse, el uso generalizado de “mano de obra contratada” (como en India) ha creado una clase creciente de trabajadores sin seguridad o beneficios laborales, muchos de los cuales están exclusivamente ligados a los empleados permanentes.

La competencia global, la automatización y la concentración de mercado están debilitando el poder de negociación de los trabajadores. Pero la fortaleza colectiva de los trabajadores también se vio debilitada por la fragmentación interna. Existe una marcada división entre la producción y el transporte de productos manufacturados, por un lado, y los servicios, el comercio minorista y la provisión de cuidado, por otro.

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