por Vaira Vike-Freiberga y António Vitorino

El prestigio y el poder blando de Europa han seguido apagándose sin lugar a dudas en el mundo (si bien semejante tendencia es difícil de calibrar), mientras los Estados miembros siguen recortando los presupuestos de desarrollo y defensa. Sin embargo, lo bueno es que la política exterior europea no ha quedado desbaratada con la crisis. De hecho, ha dado incluso algunas muestras de avanzar.

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