PERTH – En los 43 años que transcurrieron desde su fundación, la República Islámica de Irán ha superado numerosos desafíos de política interna y política exterior. Sin embargo, las masivas protestas públicas que estallaron el mes pasado en todo el país tras la muerte de Mahsa Amini, una mujer de 22 años que murió bajo custodia policial después de ser arrestada por la policía moral por usar “inapropiadamente” su hiyab, se constituyen en una importante amenaza para el régimen. Irán está inmerso en la que puede ser su crisis más grave.
Cuando la Revolución Islámica derrocó a la monarquía prooccidental del Shah Mohammad Reza Pahlavi y colocó al Ayatolá Ruhollah Jomeini como Líder Supremo del país, los observadores occidentales mostraron sus dudas sobre que un régimen teocrático iba a ser capaz de permanecer en el poder por un período prolongado. Algunos analistas sostuvieron que los fundamentalistas religiosos posiblemente no tendrían la experiencia o las habilidades necesarias para dirigir un país sofisticado como Irán.
Pero el régimen ha resistido todos los desafíos internos que enfrentó mediante la combinación de una línea combativa (yihadista) con un enfoque pragmático (iytihad) de Jomeini. El sucesor de Jomeini, el ayatolá Ali Jamenei, de 83 años, ha seguido los pasos de su predecesor en cuanto a encontrar el equilibrio entre consideraciones ideológicas y consideraciones prácticas a fin de garantizar la supervivencia del régimen.
PERTH – En los 43 años que transcurrieron desde su fundación, la República Islámica de Irán ha superado numerosos desafíos de política interna y política exterior. Sin embargo, las masivas protestas públicas que estallaron el mes pasado en todo el país tras la muerte de Mahsa Amini, una mujer de 22 años que murió bajo custodia policial después de ser arrestada por la policía moral por usar “inapropiadamente” su hiyab, se constituyen en una importante amenaza para el régimen. Irán está inmerso en la que puede ser su crisis más grave.
Cuando la Revolución Islámica derrocó a la monarquía prooccidental del Shah Mohammad Reza Pahlavi y colocó al Ayatolá Ruhollah Jomeini como Líder Supremo del país, los observadores occidentales mostraron sus dudas sobre que un régimen teocrático iba a ser capaz de permanecer en el poder por un período prolongado. Algunos analistas sostuvieron que los fundamentalistas religiosos posiblemente no tendrían la experiencia o las habilidades necesarias para dirigir un país sofisticado como Irán.
Pero el régimen ha resistido todos los desafíos internos que enfrentó mediante la combinación de una línea combativa (yihadista) con un enfoque pragmático (iytihad) de Jomeini. El sucesor de Jomeini, el ayatolá Ali Jamenei, de 83 años, ha seguido los pasos de su predecesor en cuanto a encontrar el equilibrio entre consideraciones ideológicas y consideraciones prácticas a fin de garantizar la supervivencia del régimen.