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El aplazamiento de la democracia israelí

TEL AVIV – Esta semana la Corte Suprema de Israel se pronunció sobre dos importantes proyectos de ley, impulsados como parte de una reforma judicial por el gobierno de extrema derecha del primer ministro Benjamín Netanyahu. La decisión de rechazar el primero y demorar la activación del segundo hasta después de las próximas elecciones presidenciales implicó una victoria histórica para las fuerzas democráticas del país.

El primero de los proyectos de ley hubiera eliminado el poder de la Corte Suprema para bloquear decisiones gubernamentales «extremadamente irrazonables». El segundo proyecto de ley —a medida de Netanyahu, que actualmente enfrenta cargos judiciales por corrupción— procuraba impedir que el fiscal general lo inhabilitara para ocupar el cargo si intentaba interferir con el proceso penal, y estipulaba que solo se podía declarar incapacitado al primer ministro por razones de salud. El Knéset aprobó los proyectos de ley en el verano como enmiendas a las leyes fundamentales de Israel, que funcionan como la constitución de hecho del país.

Esos fallos marcan un punto de inflexión para la democracia israelí: con la anulación de la reforma judicial impulsada por el gobierno, la Corte Suprema rechazó la noción de que la unidad en tiempos de guerra requiere tolerar que Netanyahu erosiones las normas democráticas. Con una estrecha mayoría de 8 a 7, la Corte confirmó la norma sobre la razonabilidad y reprendió a la coalición gobernante por causar «daños graves y sin precedentes» al carácter democrático de Israel.

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