stiglitz277_TERADAT SANTIVIVUT_getty images_graph Teradat Santivivut/Getty Images

Cómo evitar la inminente crisis de deuda soberana

NUEVA YORK – Mientras lapandemia de COVID‑19 sigue haciendo estragos, más de cien países de ingresos bajos y medios todavía tienen un total combinado de 130 000 millones de dólares de vencimientos de deuda este año, de lo que alrededor de la mitad se debe a acreedores privados. Con buena parte de la actividad económica suspendida y la recaudación fiscal en caída libre, muchos países no podrán evitar el default. Otros juntarán escasos recursos para pagar a los acreedores, recortando gastos imprescindibles en salud y prestaciones sociales. Y otros tratarán de patear la proverbial piedra para adelante apelando a más endeudamiento, en un momento en que parece fácil, dada la abundante provisión de liquidez por parte de bancos centrales de todo el mundo.

Desde la década perdida de América Latina en los ochenta hasta la más cercana crisis griega, sobran penosos recordatorios de lo que sucede cuando los países no pueden pagar sus deudas. Una crisis global de deuda en este momento dejará a millones de personas sin empleo y provocará inestabilidad y violencia en todo el mundo. Muchos buscarán empleo en otros países y se saturarán los sistemas de control fronterizo y gestión de migraciones en Europa y Norteamérica. Otra costosa crisis migratoria desviará la atención de la necesidad urgente de hacer frente al cambio climático. Emergencias humanitarias como esta son cada vez más frecuentes.

Esta pesadilla es evitable, pero hay que actuar de inmediato. Los orígenes de la crisis de deuda que se avecina son fáciles de entender. La flexibilización cuantitativa aumentó la deuda pública de los países de ingresos bajos y medios (constituida en su mayor parte en la forma de bonos soberanos) a más del triple desde la crisis financiera global de 2008. Los bonos soberanos conllevan más riesgo que la deuda «oficial» con instituciones multilaterales y organismos de ayuda de los países desarrollados, porque los acreedores pueden liquidar los bonos de un momento al otro y provocar al hacerlo una profunda depreciación monetaria y otras grandes alteraciones económicas.

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