subacchi37_Stefano Montesi - CorbisCorbis via Getty Images_g20italy Stefano Montesi/Corbis via Getty Images

La reunión familiar del G20

MILÁN – Esta semana, los líderes del G20 se reúnen en Roma para su cumbre anual. Pero, ¿utilizarán su estadía en la grande bellezza para reconciliar sus diferencias y sentar las bases para una mejor cooperación en materia de políticas? ¿Su cena privada consolidará el progreso, permitiéndoles a quienes son nuevos en el proceso –algunos participantes se reunirán con el presidente norteamericano, Joe Biden, por primera vez- forjar relaciones con los veteranos del G20?

Desde que el G20 se convirtió en una cumbre de líderes en 2008, la cena privada se ha vuelto una plataforma invaluable para que algunas de las personas más poderosas del mundo discutan, cara a cara, las cuestiones más importantes que ellos y sus países enfrentan. Hace diez años, en Cannes, la crisis de deuda de la eurozona dominó la discusión de la cena. Se dice que unos pocos invitados arrinconaron al primer ministro italiano Silvio Berlusconi para persuadirlo de renunciar.

Este año, no faltan temas para que los comensales conversen. Al anfitrión del evento, el primer ministro italiano, Mario Draghi, le entusiasma discutir la situación humanitaria y geopolítica en Afganistán; de hecho, recientemente presidió una reunión extraordinaria de los líderes del G20 sobre el tema. Probablemente también se hable del imperativo de hacer llegar dosis de vacunas a los países de bajos ingresos –se necesitan unos 23.000 millones de dosis y esto requiere un esfuerzo coordinado y un comercio abierto para las cadenas de suministro de vacunas-. Y tal vez los invitados considerarán alguna forma de coordinación en materia de energía, con el fin de aliviar los cuellos de botella de la oferta y reducir las presiones sobre los precios.

https://prosyn.org/7vrHW1tes