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Que viva la bio-revolución

SAN FRANCISCO – En noviembre, el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas y la Organización Internacional para las Migraciones advirtieron sobre una amenaza “sin precedentes” a la seguridad alimentaria generada por el COVID-19. El daño colateral de la pandemia podría resultar aún peor que la propia enfermedad.

La mayoría de las principales instituciones internacionales interesadas en la seguridad alimentaria ahora han exigido que se tomen medidas para prevenir futuros brotes de enfermedades infecciosas, y para hacer que los sistemas alimentarios sean más resistentes a las crisis. Debemos incorporar la innovación biológica en nuestro pensamiento mientras nos esforzamos por cumplir con el doble desafío de alimentar a una población creciente y gestionar la sustentabilidad de los recursos naturales.

Aún antes de la pandemia, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtió que más de 820 millones de personas no tenían suficiente para comer. Ante la expectativa de que la población global tenga aproximadamente 2.000 millones más de habitantes en 2050, mejorar el acceso a alimentos asequibles y saludables será crítico a la hora de reducir la desnutrición y los costos de atención médica asociados.

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