oneill120_NELSON ALMEIDAAFP via Getty Images_AImedicine Nelson Almeida/AFP via Getty Images

La estrechez de miras del pesimismo acerca de la IA

LONDRES – Apenas pasa una semana sin que distintos pioneros de la inteligencia artificial pronuncien graves advertencias sobre la tecnología que ayudaron a desarrollar. Tuve un temprano atisbo de este emergente consenso pesimista hace un par de meses, cuando asistí a una cena con algunos expertos en IA, quienes sugirieron que podrían quedar en riesgo millones de empleos bien pagados y relativamente sofisticados. Regresé a casa preguntándome si estas sombrías perspectivas estaban realmente justificadas.

Tengo mis dudas. Desde los inicios de mi vida profesional en la década de 1980 (y, por supuesto, durante un tiempo mucho más prolongado), el progreso tecnológico se ha presentado una y otra vez como una amenaza importante para los empleos en sectores industriales clave, como la fabricación de automóviles. Y, sin embargo, y hasta la debacle del Brexit, el Reino Unido producía más vehículos que durante el supuesto auge de la industria automovilística, gracias al papel desempeñado por modernas nuevas tecnologías para elevar la productividad del negocio principal de sus actores. En Sunderland, ciudad portuaria del norte del país, Nissan posee una de las plantas más productivas del mundo.

De manera similar, a pesar de que los trabajadores del sector automotor alemán reciben salarios nominales relativamente más altos, la industria automotriz del país ha podido adaptarse y prosperar por décadas, compitiendo globalmente y ayudando a satisfacer la creciente demanda de una clase media mundial de vehículos con un rendimiento de alta calidad. Sí, las empresas automotrices alemanas enfrentan un gran desafío histórico con la transición global a los vehículos eléctricos, y la desaceleración en China implica un crecimiento más lento en el corto plazo. Pero si el pasado sirve de alguna guía, la industria se podrá adaptar y salir fortalecida en el futuro.

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