SHANGHÁI – En términos de impacto geopolítico, nada podría ser más importante que el giro de Estados Unidos de una cooperación estratégica a una competencia estratégica con China. Este cambio ha oscurecido las opiniones de muchos observadores respecto de las perspectivas económicas de China, como indicó un informe de Bruegel difundido a fines del año pasado. La presunción, parece ser, es que China no tiene otra opción que abandonar su exitoso sendero hacia el desarrollo y embarcarse en un camino menos próspero hacia la autosuficiencia, en la que el estado ejerza un control completo de la economía para protegerse contra las sacudidas geopolíticas. Pero los esfuerzos de China por impulsar su autosuficiencia en algunas áreas son una respuesta razonable a las presiones externas –y difícilmente sean una sentencia de muerte para su modelo o perspectivas económicos.
En los últimos años, Estados Unidos ha incrementado su esfuerzo por “contener” el ascenso de China. Más allá de emplear aranceles y barreras no arancelarias a las importaciones de China, ha venido limitando la inversión china, como por ejemplo impidiendo que compañías chinas adquieran firmas en algunos sectores de alta tecnología en Estados Unidos. También ha seguido agregando firmas chinas a su llamada Lista de entidades, restringiendo así su acceso a tecnologías críticas controladas por Estados Unidos como semiconductores, ha prohibido que capital norteamericano ingresase a algunas industrias estratégicas de China y ha obligado a las empresas chinas a dejar de cotizar en bolsas de valores de Estados Unidos.
Como demostramos con Shuo Shi en un estudio de 2020, estas políticas no hacen otra cosa que generar una escalada de costos estratégicos para Estados Unidos. Y, contrariamente a la creencia popular, su impacto duradero en la economía china podría ser muy limitado, mucho menos suficiente para frenar el ascenso económico de China.
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
Richard Haass
explains what caused the Ukraine war, urges the West to scrutinize its economic dependence on China, proposes ways to reverse the dangerous deterioration of democracy in America, and more.
If the US Federal Reserve raises its policy interest rate by as much as is necessary to rein in inflation, it will most likely further depress the market value of the long-duration securities parked on many banks' balance sheets. So be it.
thinks central banks can achieve both, despite the occurrence of a liquidity crisis amid high inflation.
The half-century since the official demise of the Bretton Woods system of fixed exchange rates has shown the benefits of what replaced it. While some may feel nostalgic for the postwar monetary system, its collapse was inevitable, and what looked like failure has given rise to a remarkably resilient regime.
explains why the shift toward exchange-rate flexibility after 1973 was not a policy failure, as many believed.
SHANGHÁI – En términos de impacto geopolítico, nada podría ser más importante que el giro de Estados Unidos de una cooperación estratégica a una competencia estratégica con China. Este cambio ha oscurecido las opiniones de muchos observadores respecto de las perspectivas económicas de China, como indicó un informe de Bruegel difundido a fines del año pasado. La presunción, parece ser, es que China no tiene otra opción que abandonar su exitoso sendero hacia el desarrollo y embarcarse en un camino menos próspero hacia la autosuficiencia, en la que el estado ejerza un control completo de la economía para protegerse contra las sacudidas geopolíticas. Pero los esfuerzos de China por impulsar su autosuficiencia en algunas áreas son una respuesta razonable a las presiones externas –y difícilmente sean una sentencia de muerte para su modelo o perspectivas económicos.
En los últimos años, Estados Unidos ha incrementado su esfuerzo por “contener” el ascenso de China. Más allá de emplear aranceles y barreras no arancelarias a las importaciones de China, ha venido limitando la inversión china, como por ejemplo impidiendo que compañías chinas adquieran firmas en algunos sectores de alta tecnología en Estados Unidos. También ha seguido agregando firmas chinas a su llamada Lista de entidades, restringiendo así su acceso a tecnologías críticas controladas por Estados Unidos como semiconductores, ha prohibido que capital norteamericano ingresase a algunas industrias estratégicas de China y ha obligado a las empresas chinas a dejar de cotizar en bolsas de valores de Estados Unidos.
Como demostramos con Shuo Shi en un estudio de 2020, estas políticas no hacen otra cosa que generar una escalada de costos estratégicos para Estados Unidos. Y, contrariamente a la creencia popular, su impacto duradero en la economía china podría ser muy limitado, mucho menos suficiente para frenar el ascenso económico de China.
To continue reading, register now.
Subscribe now for unlimited access to everything PS has to offer.
Subscribe
As a registered user, you can enjoy more PS content every month – for free.
Register
Already have an account? Log in