pisaniferry136_Zheng HuansongXinhua via Getty Images_ursula save gas Zheng Huansong/Xinhua via Getty Images

Una nueva prueba para la solidaridad dentro de la UE

PARÍS – Los intereses compartidos pueden sostener alianzas en tiempos de paz. Pero las alianzas capaces de ganar guerras y enfrentar crisis necesitan algo más: la voluntad para poner en riesgo el propio bienestar inmediato y para sobrellevar sacrificios. Esto se llama solidaridad, y es uno de los principios en los que se fundamenta la Unión Europea.

La solidaridad en Europa había sido durante mucho tiempo un tema que se mencionaba en los discursos. Sin embargo, la crisis del euro de 2010 la puso a prueba, cuando Grecia, Irlanda y Portugal perdieron acceso a los mercados de capitales y se vieron obligados a pedir ayuda financiera. Muchos en el norte de Europa se sintieron conmocionados: el permitir que los Estados que habían ignorado las reglas de la moneda única dependieran de la ayuda de sus socios era simplemente una invitación a incumplir las reglas repetitivamente. La batalla duró cinco años, hubo muchos giros y virajes, y trajo consigo muchas dificultades económicas innecesarias, hasta que terminó en 2015 con la decisión de mantener a Grecia dentro de la eurozona.

No se había olvidado esa lección cuando la conmoción de la pandemia de COVID-19 golpeó a Europa en el año 2020. El Banco Central Europeo se apresuró a lanzar un programa dedicado a la compra de activos, y la propia UE ideó dos iniciativas pioneras en cuestión de meses. Desarrolló un plan conjunto para comprar y distribuir vacunas, de modo que los Estados miembros más ricos no pudiesen superar a los más países más pobres ofreciendo precios más altos por las vacunas, y estableció el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR), a través del cual las subvenciones y los préstamos a los Estados miembros se financian con préstamos otorgados por la UE. Estas medidas fueron correctamente aplaudidas por ser una demostración de la solidaridad europea en acción.

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