mike pence munich security conference CHRISTOF STACHE/AFP/Getty Images

El atlanticista accidental

MÚNICH – Dos Estados Unidos estuvieron representados por dos vicepresidentes diferentes en la Conferencia de Seguridad de Múnich este año. Entre ellos, el ex vicepresidente Joseph Biden por cierto recibió la recepción más cálida, pero el vicepresidente Mike Pence quizás se haya convertido, involuntariamente, en el salvador de las relaciones transatlánticas. 

En su discurso, Pence debidamente defendió a su jefe, el presidente norteamericano, Donald Trump, como el “líder del mundo libre”. Pero el “mundo libre” que describió le resultó prácticamente irreconocible a la audiencia en Múnich. En el mundo que Trump quiere liderar, Estados Unidos no es la potencia excepcional, sino simplemente un país normal que antepone sus propios intereses. Según esa lógica, es razonable alejarse de las instituciones multilaterales que permiten que los países más débiles se aprovechen de la generosidad norteamericana.

En sintonía con esta visión, Pence utilizó su discurso para exigirles a los europeos que gasten más en defensa, y para ensalzar las virtudes de la guerra comercial de la administración Trump contra China. Pero el clímax se produjo cuando le ordenó a Europa alinearse con Estados Unidos en la suspensión del acuerdo nuclear con Irán de 2015 –el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA por su sigla en inglés)- y en el restablecimiento de sanciones a las República Islámica.

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