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¿Puede la reconciliación nacional derrotar al populismo?

VIENNA/WARSAW – El buen desempeño del populista prorruso Robert Fico en las elecciones de Eslovaquia podría provocar otra fractura en la coalición liderada por Occidente para contrarrestar el imperialismo de Vladimir Putin. Ya han estado surgiendo grietas en la antigua alianza estrecha entre Ucrania y Polonia en el período previo a las elecciones polacas del 15 de octubre. Con Hungría gobernada por Viktor Orbán, un aliado confiable de Putin, es posible que el presidente estadounidense Joe Biden pronto tenga que competir para no sólo con el bando de republicanos prorrusos de Donald Trump, sino también con los gobiernos de tres de los cuatro vecinos de Ucrania en la OTAN volviéndose rebeldes a favor del Kremlin.

Los populistas autoritarios son aliados poco confiables. Pero en lugar de hacer la vista gorda ante las travesuras populistas, como ha estado haciendo la administración Biden con Polonia, o arriesgar relaciones importantes asumiendo una postura intransigente, Estados Unidos debería encabezar los esfuerzos para ayudar a reparar las democracias defectuosas en los países aliados a través de procesos de reconciliación nacional y compartir el poder creativo.

Si bien la posición de Hungría hacia Ucrania ha sido consistentemente hostil, el apoyo de Eslovaquia ha sido, hasta ahora, sustancial: el país ha donado toda su flota de aviones de combate retirados de la era soviética, así como sistemas de defensa aérea, a su vecino oriental. Si Fico formara el próximo gobierno, la política eslovaca podría parecerse a la reciente cascada de medidas antiucranianas del gobierno populista de Polonia, que han incluido el embargo de cereales de Ucrania y el fin de las donaciones de equipo militar polaco.

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