aslan1_ATTA KENAREAFP via Getty Images_iran khamenei propaganda ATTA KENARE/AFP via Getty Images

El ayatolá está desnudo

RIVERSIDE, CALIFORNIA – Las protestas que se han desatado en todo Irán en defensa de los derechos de las mujeres y contra los abusos de la policía moral religiosa han vuelto a echar luz sobre la clerecía gobernante y sobre los poderes aparentemente ilimitados del líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei.

La República Islámica de Irán tiene un sistema de gobierno en dos niveles. El primer nivel, representación visible de la soberanía popular, incluye un presidente que ejerce el poder ejecutivo dentro de un estado altamente centralizado, un parlamento encargado de crear y debatir leyes, y un sistema judicial que las puede vetar e interpretar. El segundo nivel, representación de la soberanía divina, está formado por un solo hombre: el líder supremo, o faqih.

El faqih posee un monopolio absoluto del poder estatal. Designa al jefe del sistema judicial y tiene total libertad para destituir al presidente. Es comandante en jefe de las fuerzas armadas, y puede vetar cualquier ley aprobada por el parlamento. Se trata de una posición a la vez anacrónica y única en el mundo, que institucionaliza el control clerical de todos los ámbitos de gobierno.

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