

Though Polish voters in October ousted their right-wing populist government, recent elections in Slovakia and the Netherlands show that populism remains as malign and potent a political force as ever in Europe. But these outcomes also hold important lessons for the United States, where the specter of Donald Trump’s return to the White House haunts the runup to the 2024 presidential election.
WASHINGTON, DC – Europa tiene la mira puesta en convertirse en el primer continente del mundo con neutralidad de carbono, y para lograrlo debe ejecutar un delicado acto de equilibrio. ¿Puede la Unión Europea transformar su economía y al mismo tiempo mejorar su competitividad? ¿Y puede lograr esos objetivos y a la vez mantener su condición de prefiguradora de estándares globales y la adherencia a sus principios de responsabilidad fiscal?
La respuesta a estas preguntas es un «no» rotundo. Entre todas esas metas hay tensiones inevitables, e identificar las concesiones necesarias para hallar el equilibrio justo puede resultar más difícil que lo que piensan las autoridades.
En 2019, cuando la UE reveló su Pacto Verde y se comprometió a alcanzar la neutralidad de carbono en 2050, su objetivo principal era apuntalar el Acuerdo de París sobre el clima (2015) y ayudar a limitar las emisiones de gases de efecto invernadero. Pero las autoridades también tenían un segundo objetivo muy definido: convertir a la UE en líder de la industria verde. Por eso la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen describió el nuevo marco de políticas como el «momento hombre en la Luna» europeo.
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