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La UE ante la amenaza de la migración

MADRID – La Unión Europea (UE) tiene una fijación con los ultimátums, ya sea el plazo de dos años para las negociaciones del Brexit o la declaración del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, con su "Comisión de la Última Oportunidad". Los líderes europeos rara vez cumplen sus promesas más ambiciosas. Sin embargo, en materia de migración, tendrán que hacerlo. Espada de Damocles para la UE, implica todas sus líneas divisorias: entre Estado y comunidad, entre seguridad y apertura, entre identidad nacional y europea, entre valores sociales e intereses económicos o estratégicos. Las migraciones, más que cualquier otro de los innumerables desafíos que hoy ha de afrontar la UE, tiene el potencial de destruir el proyecto europeo.

La historia de la construcción europea demuestra que cuando arrecian los problemas la reacción es mantener el status quo. Ahora bien, dada la urgencia y la magnitud de la crisis migratoria actual, la UE no podrá salir del trance chapuceando, frangollando. Porque actuar así, no haría más que agravar el problema y, lo que es más grave, corroer los propios cimientos de la Unión. Hoy, seguir hablando no es solución, los líderes de Europa tienen que hacer algo.

No nos confundamos, el problema de la migración en Europa no va a desaparecer. La disminución de las solicitudes de asilo en 2017 no fue, como muchos creyeron, un indicio de superación del problema. Por el contrario, si bien muchos europeos se concienciaron del desafío de la migración en 2015, cuando la canciller alemana, Angela Merkel, abrió las puertas a un millón de desesperados originarios de Siria y más allá, hace tiempo que la inmigración afecta al sur de Europa y ahora evoluciona peligrosamente.

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