MILÁN – Los shocks económicos globales de los últimos años han dejado a Europa en un estado de particular vulnerabilidad. Si bien prácticamente todos han sufrido alteraciones vinculadas al clima y a la pandemia, la Unión Europea también ha padecido el desenlace de la guerra de Ucrania a sus puertas, y su fuerte dependencia de las importaciones de energía implicó que las alzas de los precios -y la necesidad de dejar de comprar combustibles fósiles rusos- han tenido un impacto especialmente duro. Tanto el crecimiento como la seguridad económica están bajo presión.
MILÁN – Los shocks económicos globales de los últimos años han dejado a Europa en un estado de particular vulnerabilidad. Si bien prácticamente todos han sufrido alteraciones vinculadas al clima y a la pandemia, la Unión Europea también ha padecido el desenlace de la guerra de Ucrania a sus puertas, y su fuerte dependencia de las importaciones de energía implicó que las alzas de los precios -y la necesidad de dejar de comprar combustibles fósiles rusos- han tenido un impacto especialmente duro. Tanto el crecimiento como la seguridad económica están bajo presión.