BEIJING/WASHINGTON, DC – Hace cuatro años, sostuvimos que la adopción del vehículo eléctrico (VE) iba a transformar la industria automotriz y el mercado del petróleo. Igual que cuando hace un siglo los vehículos con motor de combustión interna reemplazaron en poco tiempo a los caballos en Estados Unidos, el crecimiento exponencial de los VE los llevaría a capturar el mercado internacional de autos a principios de la década de 2040. Al petróleo le iba a suceder lo mismo que en su momento al carbón: los precios por equivalente de contenido energético iban a converger hacia unos quince dólares por barril, un proceso con profundas consecuencias económicas y geopolíticas.
BEIJING/WASHINGTON, DC – Hace cuatro años, sostuvimos que la adopción del vehículo eléctrico (VE) iba a transformar la industria automotriz y el mercado del petróleo. Igual que cuando hace un siglo los vehículos con motor de combustión interna reemplazaron en poco tiempo a los caballos en Estados Unidos, el crecimiento exponencial de los VE los llevaría a capturar el mercado internacional de autos a principios de la década de 2040. Al petróleo le iba a suceder lo mismo que en su momento al carbón: los precios por equivalente de contenido energético iban a converger hacia unos quince dólares por barril, un proceso con profundas consecuencias económicas y geopolíticas.