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¿El BCE puede escapar de su propia trampa?

WURZBURGO – Hoy se reconoce ampliamente que la mayoría de los bancos centrales subestimaron la amenaza de la inflación cuando persistieron con tasas de interés extremadamente bajas y compras de activos masivas a lo largo de 2021 y entrado 2022. Afortunadamente, cuando finalmente cambiaron de curso, mostraron una determinación considerable: el Banco Central Europeo aumentó las tasas de interés 375 puntos básicos en menos de un año (y la Reserva Federal de Estados Unidos subió su tasa de política 500 puntos básicos).

Pero revertir la política de compras masivas de bonos está demostrando ser más difícil. Una década de alivio cuantitativo (QE por su sigla en inglés) ha expandido significativamente el balance del BCE y ha creado un exceso de liquidez, que dejó a los responsables de las políticas en una trampa de la que están intentando escapar.

El tamaño del balance del BCE alcanzó un pico de casi 9 billones de euros (9,6 billones de dólares) en 2022, cuando el volumen de sus compras de bonos representaba alrededor del 56% del PIB de la eurozona. Aunque puso fin a sus compras netas de títulos en julio de 2022, y aunque los recortes al subsidio que los bancos podían ganar sobre operaciones de financiación a más largo plazo con objetivo específico (TLTRO por su sigla en inglés) los llevaron a pagar grandes sumas, el exceso de liquidez en el sistema bancario todavía representa alrededor de 4.000 millones de euros.

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