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Un plan de respuesta a la emergencia de la COVID-19

WILSON, WYOMING – La epidemia de COVID-19 se acelera y, con el nuevo coronavirus acercándose a una situación de pandemia, es cada vez más probable que su impacto económico sea grave. Junto con la intensificación de las respuestas de salud pública, los gobiernos deben intervenir para mitigar el impacto del virus sobre el crecimiento, el empleo y el nivel de vida.

Hay tres motivos que podrían llevar a que la COVID-19 golpeara duramente la economía mundial. En primer lugar, las restricciones regionales y nacionales a los viajes limitarán el flujo de bienes y servicios a través de las fronteras y al interior de los países. Esto ya está ocurriendo en China, donde han reducido los pronósticos de crecimiento para el primer semestre de 2020. Como se trata de la segunda mayor economía del mundo y origen de gran parte de la cadena mundial de aprovisionamiento, la desaceleración en China ya se refleja en (la reducción de) los pronósticos de ganancias de grandes empresas estadounidenses y europeas.

En segundo lugar, la mayor incertidumbre se trasladará a un menor gasto de los hogares y pequeñas empresas en productos y servicios «costosos». Ya se están reconsiderando los gastos para viajes de vacaciones y de negocios, como lo evidencian más de 200 000 cancelaciones de vuelos en lo que va del año. Probablemente las compras de automóviles y viviendas imiten esa tendencia. En breve, las empresas pospondrán su inversión en infraestructura, plantas y equipos, creando una importante reacción de efectos negativos a través de las economías del mundo.

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