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Estados Unidos abraza la discriminación comercial

NUEVA YORK –Los economistas por lo general coinciden respecto de las ventajas de la apertura en materia de comercio. Pero el argumento a favor de la no discriminación comercial también es convincente. De modo que una buena política comercial debería presionar a favor de la  liberalización comercial multilateral como en la Ronda de Doha, y no de acuerdos comerciales preferenciales (ACP) como las áreas de libre comercio (ALC), y también asegurar que cualquier refugio en el proteccionismo no degenere en prácticas comerciales discriminatorias.

La última reunión del G-20 en Canadá fue una desilusión en el primero de estos frentes. Ante la insistencia de Estados Unidos, se hizo caso omiso de una referencia anterior del G-20 a una fecha definitiva para completar la Ronda de Doha. En cambio, sin darse cuenta de que estaba echando sal a la herida, el presidente Barack Obama anunció la voluntad de su administración de concretar el ALC entre Estados Unidos y Corea del Sur.

En el segundo frente, existen informes recientes desalentadores de que el Departamento de Comercio de Estados Unidos está explorando maneras de fortalecer el alcance de las acciones antidumping que, según se coincide actualmente, son una forma de proteccionismo discriminatorio destinado selectivamente a empresas y países exportadores exitosos. Igualmente preocupante es la decisión de Obama el 13 de agosto de firmar un proyecto de ley, aprobado en una curiosa sesión especial del Senado, que eleva los honorarios de las visas temporarias de trabajo H1(b) y L-1 a fin de pagar los mayores gastos de los controles fronterizos.

Esta propuesta cobró impulso a partir de los temores de larga data sobre los programas H1(b) y L-1 de parte del senador republicano Chuck Grassley y del senador demócrata Richard Rubin, y recientemente había atraído el respaldo del influyente senador demócrata Charles Schumer de Nueva York. Hacía mucho tiempo que Schumer se proclamaba fervientemente contra la “compra de productos manufacturados en una empresa extranjera” por considerarla antagónica a los intereses económicos estadounidenses, incluso aliándose con el economista del lado de la oferta Paul Craig Roberts. Pero el demócrata ganó peso con el estallido de la crisis actual, y la preocupación por las cifras desmandadas del desempleo les está permitiendo a los políticos justificar todo tipo de remedios atractivos en la superficie.

En consecuencia, se afirmó que un impuesto a los trabajadores extranjeros reduciría la cantidad que ingresaba al país y que “les robaban los empleos” a los ciudadanos estadounidenses. Muchos de quienes respaldaron la propuesta argumentaban, incoherentemente, que desalentaría a los trabajadores extranjeros de ingresar a Estados Unidos y, simultáneamente, aumentaría los ingresos.

La capitulación de Obama ejemplificó la doctrina de que un repliegue normalmente conduce a otro, y que nuevos lobistas siguen los pasos de sus antecesores. Quizás el principal error, como sucedió con las recientes cláusulas de “compre estadounidense” en la legislación norteamericana, fue permitir que la Ley de Empleo de Trabajadores Estadounidenses  (EAWA, por su sigla en inglés) fuera incorporada al proyecto de ley de estímulo. Esto les dificulta a las empresas obtener respaldo gubernamental para contratar inmigrantes calificados con visas H1(b): primero deben demostrar que no han despedido o planean despedir a trabajadores estadounidenses en ocupaciones similares.

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Más allá de las deficiencias de este tipo de medidas en términos de política económica, la cláusula de un incremento de los honorarios de visado es discriminatoria de facto, y por lo tanto viola las reglas de la OMC contra la discriminación entre empresas domésticas y extranjeras, o entre empresas extranjeras provenientes de diferentes países de la OMC. Si bien la legislación sobre los honorarios de visado es lo que los abogados llaman “nominalmente” no discriminatoria, su diseño confiere una ventaja a las firmas estadounidenses frente a las empresas extranjeras.

El honorario se aplica tanto a las empresas extranjeras como estadounidenses que emplean al menos a 50 trabajadores, de los cuales el 50% o más son trabajadores H1(b). Pero las firmas estadounidenses tienen acceso adicional a trabajadores extranjeros según las leyes de inmigración. La India sería el principal perdedor frente a las empresas estadunidenses, y en vista de que varias empresas de tamaño considerable, como Infosys y Wipro, se ven afectadas adversamente por la medida, también sería el principal perdedor frente a firmas subcontratadas más pequeñas en otros países. El gobierno indio no ha perdido tiempo a la hora de plantear estas objeciones –así como la perspectiva de una queja formal ante el Mecanismo de Resolución de Disputas de la OMC.

Estos actos de discriminación en las políticas comerciales encuentran respaldo en los medios y en algunos de los grupos de expertos prominentes de Estados Unidos. Por ejemplo, tras la inmensa miseria causada por las inundaciones en Pakistán, Estados Unidos y otros gobiernos se pusieron  a la altura de las circunstancias con ayuda de emergencia. Pero también ha habido propuestas para otorgar acceso libre de impuestos a las exportaciones de Pakistán. Pero esto sería discriminatorio hacia los países en desarrollo que no tienen acceso libre de impuestos: estarían ayudando a Pakistán a costa de sí mismos.

Sorprendentemente, Nancy Birdsall del Centro para el Desarrollo Global, que favorece este tipo de discriminación, incluso escribió de manera cínica y con aprobación que una política de esta naturaleza “tendría escaso impacto en los productores textiles de Estados Unidos”. Desafortunadamente, los principales medios estadounidenses, entre ellos The New York Times y The Wall Street Journal, han respaldado este ataque deplorable a todo resto de no discriminación en el sistema de comercio mundial.

¿Es demasiado irrealista esperar que la administración Obama, que hasta el momento ha sido demasiado receptiva a la economía débil y a la política fuerte, le haga frente a estas demandas?

https://prosyn.org/lq5P2lqes