ABIYÁN – El agua es esencial para la vida, pero en muchas partes del mundo, es un recurso escaso. Por los efectos del cambio climático, África está sufriendo la peor sequía desde 1945, que afecta especialmente a Sudán del Sur, Somalia, Etiopía y el norte de Nigeria.
Estas frágiles áreas necesitan el apoyo de la comunidad internacional. Hay que crear sistemas robustos que den acceso seguro al agua potable a todas las personas y mejorar las medidas de suministro y saneamiento del agua en las cada vez más grandes áreas urbanas africanas.
El primer paso debe ser ampliar la capacidad de aprovechamiento de las aguas residuales en África. Con inversión y una gestión adecuada, las aguas residuales pueden convertirse en una fuente de ingresos sostenible para muchos africanos, con beneficios adicionales en materia de salud humana, productividad agrícola y sostenibilidad ambiental.
En los últimos seis años, el Banco Africano de Desarrollo invirtió 3300 millones de dólares en proyectos de ampliación de acceso al agua y mejora del saneamiento, de los que unos 2200 millones se destinan a servicios urbanos que llegan al menos a 17 millones de personas.
El BAfD apoya un modelo integrado de gestión urbana del agua que, de conformidad con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 de las Naciones Unidas, permite a las comunidades derivar un ingreso sostenible a partir de la gestión de residuos líquidos y sólidos urbanos.
Este modelo demanda una importante inversión inicial y supone altos costos de capital y operativos. Sólo unas pocas ciudades africanas llegan a reunir y tratar al menos un 20% de los efluentes de los sistemas centralizados de manejo de aguas residuales. El otro 80% constituye una enorme fuente desaprovechada de residuos sólidos y líquidos potencialmente valiosos. Con una adecuada inversión, previsión y compromiso, este recurso subestimado puede crear empleos y generar crecimiento sostenible.
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Por eso, la gestión de aguas residuales es un aspecto central de la lista de cinco prioridades estratégicas del BAfD, que buscan mejorar la calidad de vida de los africanos, reforzar la salud pública, lograr la igualdad de géneros, crear empleo y aumentar la resistencia de las comunidades a los efectos del cambio climático. El agua también tendrá un papel fundamental para el logro de los objetivos de industrialización y agricultura sostenible incluidos en la lista de cinco grandes prioridades.
En Yaundé (Camerún), el BAfD ayudó a reducir la frecuencia de inundaciones (de quince casos al año a sólo tres), con lo que se protegió a unas 300 000 personas y sus propiedades. Y con un proyecto de saneamiento por valor de 40 millones de dólares, el BAfD ayudó a disminuir la incidencia de malaria en la ciudad del 16% al 12% de sus habitantes.
En Abiyán (Costa de Marfil), un proyecto integrado de gestión de la cuenca del Gourou, financiado por el BAfD con 23 millones de dólares, redujo considerablemente las inundaciones en el área y mejoró las vidas de 2,8 millones de habitantes.
En Zimbabue, tras la muerte de 4300 personas en la pandemia de cólera de 2008‑2009, el BAfD y otros donantes apoyaron con 43,6 millones de dólares un proyecto urgente de rehabilitación del suministro y saneamiento del agua, que hizo reparaciones de emergencia a los sistemas de manejo de aguas residuales urbanas, para beneficio de 2,5 millones de personas.
Todos los sistemas de gestión de aguas residuales apoyados por el BAfD siguen estrategias de sostenibilidad que aseguran la obtención de mejoras económicas y beneficios para las comunidades locales manteniendo la asequibilidad. Estos proyectos también ayudan a los países a aprovechar los efluentes residuales, mediante su conversión en biogás y fertilizantes.
El BAfD complementa su labor de financiación con un programa llamado African Water Facility (AWF), que busca inversores para las etapas posteriores de los proyectos de infraestructura hídrica. En febrero, la tormenta tropical Dineo generó fuertes vientos e inundaciones que devastaron la costa de Mozambique y afectaron seriamente a la población local. Pero pocas semanas después, el AWF inició un estudio de factibilidad para mejorar las condiciones de vida y la resistencia al cambio climático en la provincia mozambiqueña de Inhambane (foco de la tormenta).
En colaboración con la Asociación Mundial para el Agua, el AWF está implementando sistemas integrados de gestión urbana del agua en cinco ciudades africanas, entre ellas Kinshasa en la República Democrática del Congo y Marondera en Zimbabue. Sólo en la RDC, se prevé que estos sistemas mejoren el suministro y saneamiento del agua para 17 millones de personas de aquí a 2030.
La Fundación Bill y Melinda Gates también colabora con el BAfD y aprovecha su experiencia, mediante la provisión de un subsidio por 18 millones de dólares para la financiación de la segunda fase del Programa de Saneamiento Urbano de la institución. Esta iniciativa del BAfD ayudará a generar innovaciones empresariales en la provisión asequible y sostenible de servicios de saneamiento en África, con potencial de llegar a dos millones de residentes urbanos directamente y a otros seis millones de personas a través de proyectos subsidiarios.
Los desafíos que enfrenta África en materia de gestión de aguas residuales son sustanciales y complejos, pero el BAfD está decidido a generar oportunidades que reditúen beneficios a las comunidades africanas en salud pública, mejora del saneamiento, desarrollo económico y protección del medioambiente.
Mejorar la calidad de vida de todos los africanos demandará compromiso político, colaboración entre los sectores público y privado, y fuerte participación de la sociedad, tres ingredientes que el BAfD busca reunir mediante el marco de las cinco grandes prioridades.
Todas las partes involucradas (en África y en el mundo) deben redoblar esfuerzos para asegurar la provisión asequible de agua potable a todas las personas y para ayudar a los países africanos que hoy sufren una sequía histórica. Tenemos la obligación moral de hacerlo: no olvidemos que el agua es vida.
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At the end of a year of domestic and international upheaval, Project Syndicate commentators share their favorite books from the past 12 months. Covering a wide array of genres and disciplines, this year’s picks provide fresh perspectives on the defining challenges of our time and how to confront them.
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ABIYÁN – El agua es esencial para la vida, pero en muchas partes del mundo, es un recurso escaso. Por los efectos del cambio climático, África está sufriendo la peor sequía desde 1945, que afecta especialmente a Sudán del Sur, Somalia, Etiopía y el norte de Nigeria.
Estas frágiles áreas necesitan el apoyo de la comunidad internacional. Hay que crear sistemas robustos que den acceso seguro al agua potable a todas las personas y mejorar las medidas de suministro y saneamiento del agua en las cada vez más grandes áreas urbanas africanas.
El primer paso debe ser ampliar la capacidad de aprovechamiento de las aguas residuales en África. Con inversión y una gestión adecuada, las aguas residuales pueden convertirse en una fuente de ingresos sostenible para muchos africanos, con beneficios adicionales en materia de salud humana, productividad agrícola y sostenibilidad ambiental.
En los últimos seis años, el Banco Africano de Desarrollo invirtió 3300 millones de dólares en proyectos de ampliación de acceso al agua y mejora del saneamiento, de los que unos 2200 millones se destinan a servicios urbanos que llegan al menos a 17 millones de personas.
El BAfD apoya un modelo integrado de gestión urbana del agua que, de conformidad con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 de las Naciones Unidas, permite a las comunidades derivar un ingreso sostenible a partir de la gestión de residuos líquidos y sólidos urbanos.
Este modelo demanda una importante inversión inicial y supone altos costos de capital y operativos. Sólo unas pocas ciudades africanas llegan a reunir y tratar al menos un 20% de los efluentes de los sistemas centralizados de manejo de aguas residuales. El otro 80% constituye una enorme fuente desaprovechada de residuos sólidos y líquidos potencialmente valiosos. Con una adecuada inversión, previsión y compromiso, este recurso subestimado puede crear empleos y generar crecimiento sostenible.
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Por eso, la gestión de aguas residuales es un aspecto central de la lista de cinco prioridades estratégicas del BAfD, que buscan mejorar la calidad de vida de los africanos, reforzar la salud pública, lograr la igualdad de géneros, crear empleo y aumentar la resistencia de las comunidades a los efectos del cambio climático. El agua también tendrá un papel fundamental para el logro de los objetivos de industrialización y agricultura sostenible incluidos en la lista de cinco grandes prioridades.
En Yaundé (Camerún), el BAfD ayudó a reducir la frecuencia de inundaciones (de quince casos al año a sólo tres), con lo que se protegió a unas 300 000 personas y sus propiedades. Y con un proyecto de saneamiento por valor de 40 millones de dólares, el BAfD ayudó a disminuir la incidencia de malaria en la ciudad del 16% al 12% de sus habitantes.
En Abiyán (Costa de Marfil), un proyecto integrado de gestión de la cuenca del Gourou, financiado por el BAfD con 23 millones de dólares, redujo considerablemente las inundaciones en el área y mejoró las vidas de 2,8 millones de habitantes.
En Zimbabue, tras la muerte de 4300 personas en la pandemia de cólera de 2008‑2009, el BAfD y otros donantes apoyaron con 43,6 millones de dólares un proyecto urgente de rehabilitación del suministro y saneamiento del agua, que hizo reparaciones de emergencia a los sistemas de manejo de aguas residuales urbanas, para beneficio de 2,5 millones de personas.
Todos los sistemas de gestión de aguas residuales apoyados por el BAfD siguen estrategias de sostenibilidad que aseguran la obtención de mejoras económicas y beneficios para las comunidades locales manteniendo la asequibilidad. Estos proyectos también ayudan a los países a aprovechar los efluentes residuales, mediante su conversión en biogás y fertilizantes.
El BAfD complementa su labor de financiación con un programa llamado African Water Facility (AWF), que busca inversores para las etapas posteriores de los proyectos de infraestructura hídrica. En febrero, la tormenta tropical Dineo generó fuertes vientos e inundaciones que devastaron la costa de Mozambique y afectaron seriamente a la población local. Pero pocas semanas después, el AWF inició un estudio de factibilidad para mejorar las condiciones de vida y la resistencia al cambio climático en la provincia mozambiqueña de Inhambane (foco de la tormenta).
En colaboración con la Asociación Mundial para el Agua, el AWF está implementando sistemas integrados de gestión urbana del agua en cinco ciudades africanas, entre ellas Kinshasa en la República Democrática del Congo y Marondera en Zimbabue. Sólo en la RDC, se prevé que estos sistemas mejoren el suministro y saneamiento del agua para 17 millones de personas de aquí a 2030.
La Fundación Bill y Melinda Gates también colabora con el BAfD y aprovecha su experiencia, mediante la provisión de un subsidio por 18 millones de dólares para la financiación de la segunda fase del Programa de Saneamiento Urbano de la institución. Esta iniciativa del BAfD ayudará a generar innovaciones empresariales en la provisión asequible y sostenible de servicios de saneamiento en África, con potencial de llegar a dos millones de residentes urbanos directamente y a otros seis millones de personas a través de proyectos subsidiarios.
Los desafíos que enfrenta África en materia de gestión de aguas residuales son sustanciales y complejos, pero el BAfD está decidido a generar oportunidades que reditúen beneficios a las comunidades africanas en salud pública, mejora del saneamiento, desarrollo económico y protección del medioambiente.
Mejorar la calidad de vida de todos los africanos demandará compromiso político, colaboración entre los sectores público y privado, y fuerte participación de la sociedad, tres ingredientes que el BAfD busca reunir mediante el marco de las cinco grandes prioridades.
Todas las partes involucradas (en África y en el mundo) deben redoblar esfuerzos para asegurar la provisión asequible de agua potable a todas las personas y para ayudar a los países africanos que hoy sufren una sequía histórica. Tenemos la obligación moral de hacerlo: no olvidemos que el agua es vida.
Traducción: Esteban Flamini