PARÍS – Treinta años después de que Francis Fukuyama publicara su famoso libro El fin de la historia y el último hombre, la historia regresó con venganza. Luego de la invasión no provocada de Ucrania por parte de Rusia, Europa una vez más es el escenario de una guerra de gran escala tan característica del siglo XX que nadie esperaba ver algo así hoy. Lejos del “choque de civilizaciones” que, a decir del politólogo Samuel Huntington, forjaría el siglo XXI, Rusia quiere erradicar a un país independiente con un contexto etnolingüístico y religioso similar. El conflicto tiene que ver principalmente con sistemas políticos diferentes: autocracia versus democracia, imperio versus soberanía nacional.
PARÍS – Treinta años después de que Francis Fukuyama publicara su famoso libro El fin de la historia y el último hombre, la historia regresó con venganza. Luego de la invasión no provocada de Ucrania por parte de Rusia, Europa una vez más es el escenario de una guerra de gran escala tan característica del siglo XX que nadie esperaba ver algo así hoy. Lejos del “choque de civilizaciones” que, a decir del politólogo Samuel Huntington, forjaría el siglo XXI, Rusia quiere erradicar a un país independiente con un contexto etnolingüístico y religioso similar. El conflicto tiene que ver principalmente con sistemas políticos diferentes: autocracia versus democracia, imperio versus soberanía nacional.