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Un reinicio para el Banco Mundial

LONDRES – El Banco Mundial está en el momento cúspide de su gran transformación. Liderados por Estados Unidos, los gobiernos del G20 lo han presionado para aumentar el apoyo que brinda a la lucha contra el cambio climático. Siguiendo las recomendaciones de un panel independiente creado por el G20 sobre cómo actualizar las políticas financieras del Banco para responder con mayor rapidez a las crisis globales, los accionistas le han dado hasta Navidad para que esta institución elabore una hoja de ruta con el propósito de llevar a cabo su reforma operativa.

El Banco Mundial necesita urgentemente una reorganización. Debe aprovechar su considerable poderío financiero de forma más eficiente para movilizar a los inversores privados y redirigir sus propios recursos hacia el logro del desarrollo sostenible y otras prioridades mundiales. Pero las reformas sólo serán eficaces si los accionistas del Banco abordan las razones por las cuales los países de ingresos bajos y medios se encuentran reacios con respecto a trabajar con esta institución.

Una de las razones, que es emblemática de la forma cómo los problemas de gobernanza del Banco obstaculizan su capacidad para responder a las necesidades de los países prestatarios, es la lentitud del proceso de aprobación y desembolso de los préstamos. Los datos disponibles más recientes indican que, en promedio, el Banco Mundial tarda más de dos años en tramitar un préstamo, desde su concepción hasta el primer desembolso de fondos. El periodo de espera puede ser considerablemente más largo en el caso de proyectos de infraestructura complejos.

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