ESTOCOLMO – En enero de 2025, el presidente estadounidense Donald Trump firmó una orden ejecutiva para poner fin a la «armamentización» (weaponization) de los organismos investigativos y de inteligencia federales, con el argumento de que el gobierno anterior había aprovechado sus interconexiones para reprimir a opositores. Los críticos dijeron que era una farsa, y los simpatizantes aplaudieron lo que vieron como firmeza frente a un abuso partidista. Pero detrás de este espectáculo jurídico asoma una historia mucho más amplia en la que intervienen gasoductos, rutas marítimas y flujos de comercio e inversión internacionales.
ESTOCOLMO – En enero de 2025, el presidente estadounidense Donald Trump firmó una orden ejecutiva para poner fin a la «armamentización» (weaponization) de los organismos investigativos y de inteligencia federales, con el argumento de que el gobierno anterior había aprovechado sus interconexiones para reprimir a opositores. Los críticos dijeron que era una farsa, y los simpatizantes aplaudieron lo que vieron como firmeza frente a un abuso partidista. Pero detrás de este espectáculo jurídico asoma una historia mucho más amplia en la que intervienen gasoductos, rutas marítimas y flujos de comercio e inversión internacionales.