BERLÍN – Los aliados de Ucrania le están entregando armamento, municiones, inteligencia y asistencia digital para apoyar su lucha contra Rusia. Otro tipo de apoyo, tan importante como este pero que ha recibido mucho menos atención, es la ayuda para fortalecer el sistema de salud ucraniano.
La capacidad de tratar a soldados y civiles heridos directamente en los ataques rusos es vital para la resiliencia de los ucranianos. Y un cuidado sanitario eficaz y asequible es también esencial para desarrollar y sustentar la moral nacional. La atención de salud en un vínculo de importancia crítica entre ciudadanos y gobiernos, y su estado suele traducirse en el nivel de confianza en el gobierno y otras entidades públicas.
El gobierno de Ucrania ha adoptado una serie de reformas de atención de salud desde 2017. Aun así, el país debe modernizar los cuidados, cumplir los estándares europeos y dar una respuesta eficaz a las complejas demandas de un entorno en conflicto. Por ejemplo, mientras las reformas recientes dan derecho a los ciudadanos a recibir distintos servicios gratuitos de atención de salud en sus centros de salud locales, con los costes cubiertos por el Servicio Nacional de Salud de Ucrania (NHSU, por sus siglas en inglés), las personas desplazadas enfrentan incertidumbre es este respecto.
En un entorno asolado por la guerra, el sistema de atención de salud se debe componer de un conjunto de redes estratégicamente diseñadas. Los dirigentes ucranianos parecen reconocer esta necesidad, al menos en cierta medida: el país desarrolló hace poco una “red de hospitales capaces” que organiza hospitales de especialidades en grupos. Pero la NHSU todavía tiene pendiente poder establecer contratos con la red en lugar de con centros individuales, y la creación de la red no ha llevado aún al fortalecimiento de los hospitales.
El diseño de una red estratégica comienza con un análisis de quiénes y qué deben estar conectados, para que entonces estos resultados orienten la construcción de nuevos vínculos y la estructura general de la red. El desarrollo de redes resilientes y sustentables se puede y se debe apoyar con políticas y normativas, conectividad digital e información formal e informal.
Un enfoque estratégico de este tipo avanzaría mucho en mejorar la eficiencia del sistema de salud de Ucrania. Es probable que más del 90% de los servicios de atención de salud que una persona recibe a lo largo de su vida lo sea en la atención primaria, en que se diagnostican y tratan las enfermedades y heridas agudas y menores. Sin embargo, en Ucrania el exceso de capacidad de los niveles secundario y terciario arriesga socavar la prestación de la atención primaria.
Los sistemas de atención primaria sólidos producen mejores resultados sanitarios y un servicio más eficiente. Para tal fin, las autoridades deberían aprovechar reformas hechas en el pasado para impulsar el desarrollo de una malla de redes de atención primaria que tenga clínicas distribuidas a lo largo y ancho de la mayor extensión posible del territorio. Además de fortalecer la resiliencia en el actual conflicto, una estructura así podría ser valiosa en caso de una nueva pandemia, ya que evitaría que la gente se congregue en un sitio central.
La atención secundaria (manejo de afecciones específicas como hipertensión, embarazo o VIH) y la terciaria (que precisa hospitalización) requieren un estructura de red distinta que esté organizada alrededor de centros descentralizados que estimulen la consolidación de experticia y economías de escala. El ejercicio clínico de la atención primaria canalizaría a los pacientes a los otros dos tipos de atención según fuera necesario, sin obligarles a someterse a los mismos exámenes y diagnósticos en cada nivel.
Con esas redes en funcionamiento, un paciente que haya sufrido una herida de guerra podría pasar de estar hospitalizado a una rehabilitación de nivel secundario, al tiempo que sigue la atención de sus necesidades sanitarias básicas (como salud mental y servicios sociales) en el nivel primario, todo con un mínimo de fricciones o barreras al acceso. La atención se podría reforzar con soluciones alternativas flexibles, como la telemedicina, de modo que las personas con acceso limitado a sus proveedores usuales puedan seguir siendo atendidos.
La creación de grupos interconectados de proveedores, pacientes, dueños de instalaciones y demás actores, vinculados con otros en los niveles local, provincial, nacional regional e internacional, sentaría las bases para una sensación en común de ser parte del sistema de atención de salud, posibilitando la adopción más rápida de reformas y mejores prácticas. Redes que incluso pueden convertirse en mecanismos de atención de salud de pleno derecho, realizando funciones como otorgar permisos a proveedores, acreditar instalaciones y hacer que se responsabilicen de los servicios que prestan.
El sistema ucraniano de “eSalud” (traducción del inglés “e-health”) puede dar sustento a esta estrategia. Ucrania ya ha dado grandes pasos en el desarrollo de sistemas digitales de atención telemática, registros electrónicos, procesamiento de pagos y adquisiciones. Sin embargo, el sistema de eSalud está lejos de haberse completado. Por ejemplo, el país sigue necesitando un marco de gobierno digital para que el sistema de eSalud dé seguimiento a contratos, registre los servicios prestados y mantenga los historiales de los pacientes, todo ello de importancia crítica para la asignación eficiente de recursos.
El sistema de eSalud además podría ofrecer un mecanismo de retroalimentación de la prestación de los servicios, ayudando a la integración de los hoy separados sistemas de atención de salud pública, de gobierno y militar. Más aún, podría desempeñar un papel central en el fortalecimiento de la resiliencia del sistema al ofrecer redundancias mediante almacenamiento de datos en la nube. Y el desarrollo de sistema de eSalud ucraniano reforzaría el “eGobierno” en términos más amplios, área en la que el país ya es un líder global.
De hecho, las actividades de la red de salud podrían ofrecer beneficios que van más allá de los cuidados sanitarios. La gobernanza mejora si hay fondos adecuados para que los centros locales presten servicios de calidad. La inversión y colaboración en necesidades de salud, como la rehabilitación física, pueden movilizar al sector privado y hacer que este se involucre. Las redes que Ucrania está desarrollando, en salud y otros ámbitos, se podrán conectar a las redes de la Unión Europea más amplias a medida que el país se acerque a la calidad de miembro.
Si se actualizan las políticas, los procesos y la infraestructura sanitaria de Ucrania, se fortalecería su capacidad de mantener a Rusia a raya. A más largo plazo le permitiría avanzar significativamente por sobre otros países de la región en la prestación de bienes y servicios públicos.
Con toda su fortaleza y tenacidad, los ucranianos han pagado un precio incalculable por la guerra con Rusia. Es de toda justicia que obtengan algunos beneficios de largo plazo.
Traducido del inglés por David Meléndez Tormen
BERLÍN – Los aliados de Ucrania le están entregando armamento, municiones, inteligencia y asistencia digital para apoyar su lucha contra Rusia. Otro tipo de apoyo, tan importante como este pero que ha recibido mucho menos atención, es la ayuda para fortalecer el sistema de salud ucraniano.
La capacidad de tratar a soldados y civiles heridos directamente en los ataques rusos es vital para la resiliencia de los ucranianos. Y un cuidado sanitario eficaz y asequible es también esencial para desarrollar y sustentar la moral nacional. La atención de salud en un vínculo de importancia crítica entre ciudadanos y gobiernos, y su estado suele traducirse en el nivel de confianza en el gobierno y otras entidades públicas.
El gobierno de Ucrania ha adoptado una serie de reformas de atención de salud desde 2017. Aun así, el país debe modernizar los cuidados, cumplir los estándares europeos y dar una respuesta eficaz a las complejas demandas de un entorno en conflicto. Por ejemplo, mientras las reformas recientes dan derecho a los ciudadanos a recibir distintos servicios gratuitos de atención de salud en sus centros de salud locales, con los costes cubiertos por el Servicio Nacional de Salud de Ucrania (NHSU, por sus siglas en inglés), las personas desplazadas enfrentan incertidumbre es este respecto.
En un entorno asolado por la guerra, el sistema de atención de salud se debe componer de un conjunto de redes estratégicamente diseñadas. Los dirigentes ucranianos parecen reconocer esta necesidad, al menos en cierta medida: el país desarrolló hace poco una “red de hospitales capaces” que organiza hospitales de especialidades en grupos. Pero la NHSU todavía tiene pendiente poder establecer contratos con la red en lugar de con centros individuales, y la creación de la red no ha llevado aún al fortalecimiento de los hospitales.
El diseño de una red estratégica comienza con un análisis de quiénes y qué deben estar conectados, para que entonces estos resultados orienten la construcción de nuevos vínculos y la estructura general de la red. El desarrollo de redes resilientes y sustentables se puede y se debe apoyar con políticas y normativas, conectividad digital e información formal e informal.
Un enfoque estratégico de este tipo avanzaría mucho en mejorar la eficiencia del sistema de salud de Ucrania. Es probable que más del 90% de los servicios de atención de salud que una persona recibe a lo largo de su vida lo sea en la atención primaria, en que se diagnostican y tratan las enfermedades y heridas agudas y menores. Sin embargo, en Ucrania el exceso de capacidad de los niveles secundario y terciario arriesga socavar la prestación de la atención primaria.
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Los sistemas de atención primaria sólidos producen mejores resultados sanitarios y un servicio más eficiente. Para tal fin, las autoridades deberían aprovechar reformas hechas en el pasado para impulsar el desarrollo de una malla de redes de atención primaria que tenga clínicas distribuidas a lo largo y ancho de la mayor extensión posible del territorio. Además de fortalecer la resiliencia en el actual conflicto, una estructura así podría ser valiosa en caso de una nueva pandemia, ya que evitaría que la gente se congregue en un sitio central.
La atención secundaria (manejo de afecciones específicas como hipertensión, embarazo o VIH) y la terciaria (que precisa hospitalización) requieren un estructura de red distinta que esté organizada alrededor de centros descentralizados que estimulen la consolidación de experticia y economías de escala. El ejercicio clínico de la atención primaria canalizaría a los pacientes a los otros dos tipos de atención según fuera necesario, sin obligarles a someterse a los mismos exámenes y diagnósticos en cada nivel.
Con esas redes en funcionamiento, un paciente que haya sufrido una herida de guerra podría pasar de estar hospitalizado a una rehabilitación de nivel secundario, al tiempo que sigue la atención de sus necesidades sanitarias básicas (como salud mental y servicios sociales) en el nivel primario, todo con un mínimo de fricciones o barreras al acceso. La atención se podría reforzar con soluciones alternativas flexibles, como la telemedicina, de modo que las personas con acceso limitado a sus proveedores usuales puedan seguir siendo atendidos.
La creación de grupos interconectados de proveedores, pacientes, dueños de instalaciones y demás actores, vinculados con otros en los niveles local, provincial, nacional regional e internacional, sentaría las bases para una sensación en común de ser parte del sistema de atención de salud, posibilitando la adopción más rápida de reformas y mejores prácticas. Redes que incluso pueden convertirse en mecanismos de atención de salud de pleno derecho, realizando funciones como otorgar permisos a proveedores, acreditar instalaciones y hacer que se responsabilicen de los servicios que prestan.
El sistema ucraniano de “eSalud” (traducción del inglés “e-health”) puede dar sustento a esta estrategia. Ucrania ya ha dado grandes pasos en el desarrollo de sistemas digitales de atención telemática, registros electrónicos, procesamiento de pagos y adquisiciones. Sin embargo, el sistema de eSalud está lejos de haberse completado. Por ejemplo, el país sigue necesitando un marco de gobierno digital para que el sistema de eSalud dé seguimiento a contratos, registre los servicios prestados y mantenga los historiales de los pacientes, todo ello de importancia crítica para la asignación eficiente de recursos.
El sistema de eSalud además podría ofrecer un mecanismo de retroalimentación de la prestación de los servicios, ayudando a la integración de los hoy separados sistemas de atención de salud pública, de gobierno y militar. Más aún, podría desempeñar un papel central en el fortalecimiento de la resiliencia del sistema al ofrecer redundancias mediante almacenamiento de datos en la nube. Y el desarrollo de sistema de eSalud ucraniano reforzaría el “eGobierno” en términos más amplios, área en la que el país ya es un líder global.
De hecho, las actividades de la red de salud podrían ofrecer beneficios que van más allá de los cuidados sanitarios. La gobernanza mejora si hay fondos adecuados para que los centros locales presten servicios de calidad. La inversión y colaboración en necesidades de salud, como la rehabilitación física, pueden movilizar al sector privado y hacer que este se involucre. Las redes que Ucrania está desarrollando, en salud y otros ámbitos, se podrán conectar a las redes de la Unión Europea más amplias a medida que el país se acerque a la calidad de miembro.
Si se actualizan las políticas, los procesos y la infraestructura sanitaria de Ucrania, se fortalecería su capacidad de mantener a Rusia a raya. A más largo plazo le permitiría avanzar significativamente por sobre otros países de la región en la prestación de bienes y servicios públicos.
Con toda su fortaleza y tenacidad, los ucranianos han pagado un precio incalculable por la guerra con Rusia. Es de toda justicia que obtengan algunos beneficios de largo plazo.
Traducido del inglés por David Meléndez Tormen