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Libertad de prensa, hoy más que nunca

TALLIN – La libertad de prensa siempre ha tenido buenos argumentos a su favor. Cuando los periodistas pueden trabajar sin impedimentos, cumplen funciones esenciales para la democracia: exigir rendición de cuentas a los poderosos, someter a escrutinio la actuación del gobierno y dar visibilidad a historias y perspectivas que no la tienen.

Pero hoy la libertad de prensa está amenazada como nunca antes, y los periodistas de todo el mundo enfrentan presiones cada vez más complejas y cambiantes, que a menudo no son sólo políticas, sino también económicas y tecnológicas. Por eso los gobiernos democráticos deben insistir en defender y promover la prensa libre, dentro y fuera de sus respectivos países. Dos nuevos informes presentan buenas razones para hacerlo.

El primero, publicado por la Media Freedom Coalition (una asociación en la que participan 51 países de seis continentes), demuestra que la libertad de prensa conlleva amplios beneficios sociales; por ejemplo, es necesaria para el buen funcionamiento no sólo de la democracia sino también de la economía. Puede parecer obvio, porque los mercados dependen de un flujo constante de información confiable sobre las empresas y su desempeño financiero. Pero hay razones incluso más contundentes: un estudio citado en el informe de la coalición halló que las empresas que están bajo atención constante de los medios son menos propensas a maquillar sus estados financieros. Otro muestra que los periodistas son muy eficaces en la detección del fraude corporativo, incluso más que las autoridades de regulación financiera.

Otro ámbito fundamental donde el enorme valor de la prensa independiente está comprobado es la salud. Durante la pandemia de COVID‑19, los medios de calidad cumplieron una función indispensable, difundiendo información exacta y desmintiendo noticias falsas sobre el virus. Además, en los temas de salud que conllevan un estigma social, la cobertura mediática puede ayudar a darles la atención que necesitan para entrar en la agenda de políticas públicas. Por ejemplo, un estudio halló que en los países en desarrollo con más libertad de prensa, el compromiso de los gobernantes con hacer frente al VIH/SIDA es mayor.

Además, hay una larga tradición de que los periodistas de investigación expongan los delitos ambientales, y siguen siendo los primeros en denunciar el cambio climático y cuestiones relacionadas como la contaminación del aire y la pesca ilegal. El informe de la Media Freedom Coalition también ofrece pruebas de que hay una correlación positiva entre la libertad de prensa y una adopción más rápida de las fuentes de energía renovables.

La libertad de prensa también es un elemento crucial de la seguridad, como muestra un informe publicado en julio por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). Entre otras cosas, el informe señala la importancia de la prensa independiente para refutar falsedades que incitan a la gente a apoyar conflictos y para obtener una resolución pacífica de disputas.

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Por supuesto, la prensa libre es valiosa por sí misma, porque la libertad de expresión es un derecho humano fundamental y tal vez sostén de todos los demás. ¿Cómo esperar que un gobierno defienda los derechos humanos si nadie investiga y expone las violaciones? Pero los datos presentados por la Media Freedom Coalition (de la que Estonia es país copresidente) y la OSCE pueden ayudar a formuladores de políticas y activistas a defender con argumentos sólidos el carácter esencial de la libertad de prensa como requisito para la salud y prosperidad de las sociedades.

Es justamente lo que está haciendo la Media Freedom Coalition. Estonia y Alemania (sus dos copresidentes), junto con colegas en los gobiernos, la sociedad civil, los medios de comunicación y el sector jurídico, y con organizaciones multilaterales como la UNESCO, trabajan en la elaboración de intervenciones dirigidas a dar apoyo a periodistas en riesgo y promover políticas que protejan su derecho a informar y en la definición de normas en torno de nuevos desafíos como la represión transnacional.

En esto la diplomacia es esencial. Como embajadora itinerante de Estonia para los derechos humanos y las migraciones, he visto el valor que tienen las embajadas como herramienta para la promoción de la libertad de prensa. Los diplomáticos están bien posicionados para defender la prensa libre, en público y en privado, y para colaborar con los gobiernos anfitriones en la implementación de reformas relacionadas.

Pero una diplomacia eficaz debe ir acompañada de acciones concretas, que pueden ser muy variadas; por ejemplo, aumentar el apoyo financiero a medios independientes, reformar la legislación nacional para fortalecer la libertad de prensa o proveer visas de emergencia y refugio seguro a periodistas en riesgo, algo que Estonia (que ocupa el sexto lugar en el último índice mundial de libertad de prensa que publica Reporteros sin Fronteras) se enorgullece de hacer.

La represión de la libertad de prensa atenta contra los derechos humanos e impide a las sociedades alcanzar su máximo potencial. Pero las razones para defender la libertad de prensa hoy son más fuertes que nunca. Depende ahora de nosotros (los estados democráticos, incluidos los miembros de la Media Freedom Coalition) hacer esa defensa con la mayor firmeza.

Traducción: Esteban Flamini

https://prosyn.org/tyW0uQOes