SAN JOSÉ – Casi no pasa un día sin que se presente una nueva denuncia acerca de cómo las redes sociales socavan la democracia. Actores de todo el espectro político explotan las tecnologías digitales para difundir desinformación y azuzar la polarización. Si bien las “noticias falsas” y el discurso de odio no son nada nuevo, la era digital ha proporcionado – aunque sin intención de hacerlo – un entorno propicio para ambos. El potencial de las nuevas tecnologías en cuanto a mejorar la condición humana es indudable; no obstante, los riesgos que dichas nuevas tecnologías generan hoy con respecto a la democracia se hacen cada vez más evidentes.
SAN JOSÉ – Casi no pasa un día sin que se presente una nueva denuncia acerca de cómo las redes sociales socavan la democracia. Actores de todo el espectro político explotan las tecnologías digitales para difundir desinformación y azuzar la polarización. Si bien las “noticias falsas” y el discurso de odio no son nada nuevo, la era digital ha proporcionado – aunque sin intención de hacerlo – un entorno propicio para ambos. El potencial de las nuevas tecnologías en cuanto a mejorar la condición humana es indudable; no obstante, los riesgos que dichas nuevas tecnologías generan hoy con respecto a la democracia se hacen cada vez más evidentes.