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Tiempo para la oferta

STANFORD – El retorno de la inflación es un balde de agua fría en términos económicos. Los gobiernos ya no pueden esperar solucionar problemas lanzándoles dinero. Hoy la política económica se debe centrar su atención en la oferta y su prima, la eficiencia económica.

El problema es más profundo que la demora en la entrega de insumos y el equivalente a un año de agudas alzas de los precios. Desde la Segunda Guerra Mundial al 2000, el PIB estadounidense real per cápita (ajustado a la inflación) creció un 2,3% al año, desde $14.171 a $44.177 (en dólares de 2012). Los estadounidenses se volvieron más sanos, con vidas más prolongadas, menor pobreza y pagaron un medio ambiente mucho más limpio y una amplia variedad de programas sociales. Pero desde el 2000, las tasas de crecimiento de ese mundo de posguerra cayeron a casi la mitad, a un 1,4% anual. Y es peor en Canadá y Europa, donde muchos países ni siquiera han crecido desde 2010 en términos medidos per cápita.

Nada es más importante para la prosperidad humana que el crecimiento económico de largo plazo, por lo que el que este índice se reduzca a la mitad es especialmente preocupante, en particular para el bienestar de los menos afortunados.

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