LONDRES – El aprendizaje escolar de los niños en los países en desarrollo es motivo de inquietud creciente. Incluso antes de los cierres de escuelas por la pandemia, el 57% de los niños de diez años en países de ingresos bajos y medios no podían leer y comprender un texto sencillo (la definición de «pobreza de aprendizaje»). La crisis de la COVID‑19 empeoró la situación, de modo que grandes donantes e instituciones internacionales lanzaron un programa para la mejora de aptitudes básicas.
LONDRES – El aprendizaje escolar de los niños en los países en desarrollo es motivo de inquietud creciente. Incluso antes de los cierres de escuelas por la pandemia, el 57% de los niños de diez años en países de ingresos bajos y medios no podían leer y comprender un texto sencillo (la definición de «pobreza de aprendizaje»). La crisis de la COVID‑19 empeoró la situación, de modo que grandes donantes e instituciones internacionales lanzaron un programa para la mejora de aptitudes básicas.