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Los disparates y las malas reglas persisten en la banca

STANFORD – En diciembre, los CEO de los ocho bancos más grandes de Estados Unidos participaron de una sesión de tres horas donde plantearon sus posturas ante el Comité de Banca del Senado. Fue una demostración descorazonadora que reveló la mezcla tóxica de política y retórica estúpida que suele caracterizar a las discusiones en torno a la banca.

Gran parte de la audiencia se centró en las regulaciones bancarias propuestas conocidas como “Basilea 3 Endgame”. Con el argumento de querer “traducir” las potenciales implicancias de este tema complejo “para el norteamericano promedio”, el senador republicano Tim Scott manifestóque las reglas propuestas implicarían que habría “menos dólares para prestarles a los norteamericanos”. Los banqueros y varios senadores, entre ellos Scott, dijeron que, al mantener una porción del dinero de los bancos “al margen”, estas regulaciones impedirían que los pobres alcanzaran el sueño americano. 

Pero estas amenazas muchas veces se originan en falsedades, como la sugerencia de Scott de que el capital es algo que los bancos no pueden usar. En realidad, como observó el senador demócrata Sherrod Brown, “no hay absolutamente nada en estas reglas que les impida a los bancos otorgar préstamos”. Por el contrario, simplemente les exigirían a los bancos que recurrieran más a su propio capital y menos a un endeudamiento para financiar créditos e inversiones. Según la famosa observación del presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Paul Volcker, el debate sobre los requerimientos de capital está plagado de “sandeces”.

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