zizek28_MENAHEM KAHANAAFP via Getty Images_israelgazaconflict Menahem Kahana/AFP via Getty Images

La poesía como herramienta de la barbarie

LIUBLIANA – Cuando el pacto básico que mantiene unida a una sociedad se derrumba (que es lo que al parecer está sucediendo en todo el mundo), proliferan los rumores absurdos y las teorías conspirativas. Incluso cuando la falta de sentido del mensaje es obvia (o tal vez, sobre todo en esos casos), este puede evocar temores y prejuicios muy profundos.

Un ejemplo perfecto (del que ya he hablado en otra ocasión) se dio a fines de agosto de 2023, cuando un sacerdote llamado «padre Antonio» roció ceremoniosamente con agua bendita una estatua de Stalin de casi ocho metros en la región rusa de Pskov. La Iglesia padeció en tiempos de Stalin, pero el sacerdote explicó que «gracias a eso tenemos muchos nuevos mártires y confesores de la fe rusos a los que rezarle y que nos ayudan en el resurgimiento de nuestra Patria». Este razonamiento está apenas a un paso de decir que los judíos deberían agradecer a Hitler por crear las condiciones que hicieron posible el Estado de Israel. Puede parecer exagerado o un mal chiste, pero es la posición declarada de algunos extremistas sionistas cercanos al gobierno israelí.

Para comprender el éxito de esta argumentación perversa, debemos señalar ante todo que en los países desarrollados, la agitación y las revueltas tienden a estallar cuando la pobreza ha retrocedido. Las protestas de los años sesenta (de los soixante-huitards en Francia a los hippies y yippies en Estados Unidos) se desarrollaron durante la edad dorada del estado de bienestar. Cuando la gente vive bien, empieza a desear todavía más.

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