christiansen1_Alexis RosenfeldGetty Images_dead coral Alexis Rosenfeld/Getty Images

Los problemas acechan bajo la superficie de la conservación de los océanos

BOGOTÁ – El océano es nuestro mayor recurso natural. Proporciona la mitad del oxígeno del planeta, ayuda a alimentar a la mitad de la población del mundo y, al ser el mayor sumidero de carbono del mundo, es una de nuestras mejores defensas contra el cambio climático. Pero está siendo atacado como nunca antes.

Las temperaturas de la superficie del mar son más altas que nunca, y eso mata la vida marina y alimenta huracanes más fuertes. Muchas poblaciones de peces grandes han sido diezmadas. La mitad de los arrecifes de coral -que son hábitats esenciales para la vida marina y defensas costeras vitales- ha quedado destruida. Esta degradación sostenida de los océanos amenaza la vida humana en todo el mundo. Es esencial detenerla, y la buena noticia es que ya existe un marco para hacerlo.

Hace dos años, el mundo adoptó el Marco Mundial para la Biodiversidad de Kunming-Montreal, que fijaba el objetivo de proteger y conservar al menos el 30% de la tierra y los océanos del mundo para 2030. El mes pasado, en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Biodiversidad COP16 celebrada en Cali, Colombia, representantes de gobiernos de todo el mundo hicieron un balance de los progresos realizados hasta la fecha. Lo que destacó es que el país anfitrión es un ejemplo tanto de lo que es posible como de lo mucho que todavía queda por hacer.

En los últimos diez años, Colombia se ha convertido en un líder global en materia de conservación, y con razón. Colombia es uno de los países con mayor biodiversidad del mundo y, al ser uno de los dos únicos países sudamericanos con costas en el Pacífico y el Atlántico, su futuro está inextricablemente asociado a las masas de agua que lo rodean. En 2022, el gobierno anunció que había protegido el 30% de su superficie oceánica, convirtiendo a Colombia en el primer país del hemisferio occidental en hacerlo -e instando a otros países latinoamericanos a seguir su ejemplo.

Un nuevo informe encargado por Bloomberg Philanthropies a través del Fondo Oceánico de Bloomberg (Bloomberg Ocean Fund), y elaborado en colaboración con otras organizaciones importantes de conservación marina, muestra que América Latina hoy lidera la protección marina a nivel mundial. Alrededor del 26% de la superficie marítima que rodea a América Latina y al Caribe se encuentra actualmente bajo algún tipo de protección de conservación marina -una cifra superior a la de cualquier otra región del mundo.

Pero esta estadística solo refleja la cobertura de las zonas marinas protegidas oficiales. No nos dice qué está pasando abajo del agua. Por desgracia, allí los datos son mucho menos alentadores. Solo el 2,5% de los océanos de la región, y apenas el 1,5% de la superficie marítima de Colombia, parece estar recibiendo el nivel de protección necesaria para conservar la vida marina.

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El panorama es aún más sombrío en el resto del mundo. El Reino Unido, por ejemplo, designa el 47% de sus aguas nacionales (excluidos los territorios de ultramar) como zonas marinas protegidas, pero menos del 1% han sido evaluadas como efectivamente protegidas. Japón, por su parte, ha designado el 7,3% de sus aguas nacionales como zonas marinas protegidas, con un 0% evaluado como efectivamente protegido.

Los océanos pueden seguir protegiendo y alimentando al mundo solo si los gobiernos cumplen con sus compromisos de protegerlos. Al reconocer la necesidad de un cambio de rumbo urgente, el informe del Fondo Oceánico de Bloomberg establece una serie de próximos pasos cruciales para ayudar a los gobiernos a proteger eficazmente el 30% de sus zonas oceánicas para 2030. Pero, como le gusta decir a Mike Bloomberg: si no lo puedes medir, no lo puedes gestionar.

Por eso una mayor recopilación de datos es esencial. Con más información práctica a su disposición, los países pueden hacer un mejor seguimiento de sus avances, y las principales partes interesadas -sobre todo las comunidades costeras locales- pueden participar más plenamente en los esfuerzos de conservación. Para ello, necesitamos poner en manos de más personas herramientas que han demostrado ser invaluables para fomentar la transparencia y la rendición de cuentas, como el Rastreador de Progreso 30x30 de SkyTruth.

El informe también insta a los países ricos a cumplir con sus promesas. En 2022, los gobiernos del Norte Global se comprometieron a aumentar el financiamiento para los países en desarrollo hasta al menos 20.000 millones de dólares por año para 2025, y hasta 30.000 millones de dólares para 2030. Sin embargo, pocos de estos fondos se han entregado. Si bien los 163 millones de dólares recientemente anunciados en nuevas promesas de los países donantes son bienvenidos, estas sumas son una gota en el océano. Se necesita desesperadamente mucha más financiación para respaldar los esfuerzos de conservación en América Latina y otras regiones, especialmente en el Sur Global. Y no hace falta decir que la financiación prometida debe entregarse a tiempo.

Con las negociaciones de la COP16 en pausa hasta más adelante, lo que está en juego no podría ser más importante. Miles de millones de vidas dependen de una acción global urgente para proteger los océanos. Es imperativo que más países adopten más compromisos ambiciosos -así como las políticas y prácticas concretas necesarias para cumplirlos.

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