sharp1_PHILIPPE LOPEZAFP via Getty Images_biotech Philippe Lopez/AFP via Getty Images

Para una innovación biotecnológica exitosa

CAMBRIDGE – La pandemia de COVID‑19 modificó las actitudes hacia la salud pública, la política fiscal y el papel del Estado en la economía. Las demandas de una mayor resiliencia de las cadenas de suministro y autonomía estratégica en el desarrollo y la producción de medicamentos dieron lugar al concepto de «soberanía biotecnológica».

El presidente francés Emmanuel Macron, por ejemplo, anunció un ambicioso plan para que Francia produzca al menos veinte bioterapias nuevas de aquí a 2030. Con financiación del banco público de inversión francés, la iniciativa La French Care de su gobierno apunta a dar apoyo al ecosistema biotecnológico local y convertir a Francia en una «nación pionera en tecnología ARNm». Del mismo modo, muchos otros gobiernos (Países Bajos, el Reino Unido y otros) están apostando a su sector biotecnológico.

Este interés es bienvenido, pero ¿será suficiente? Como mostró la experiencia de la COVID, para conseguir autorización para un puñado de vacunas y terapias hay que hacer cientos de ensayos clínicos, para compuestos nuevos y ya existentes, y muchos de esos ensayos fracasan. La innovación médica es cara, y los costos y riesgos que trae aparejados suelen ser materia de incomprensión, tanto de parte de los funcionarios cuanto de la ciudadanía.

https://prosyn.org/v2GlJATes