VIENA – El terrorismo nuclear es, en palabras del Presidente estadounidense Barack Obama, “el más grave peligro al que nos enfrentamos”. Si bien pocos cuestionarían este modo de formularlo, el mundo tiene tareas pendientes sobre cómo abordar esta amenaza. Una década después de que los líderes mundiales acordaran hacer enmiendas al hito que significó en 1987 la Convención sobre la protección física de los materiales nucleares (CPPNM, por sus siglas en inglés) para dificultar que los terroristas obtengan acceso a materiales nucleares, sigue pendiente que entren en vigencia las nuevas medidas. Es urgente hacer frente a la vulnerabilidad que causa esta situación.
VIENA – El terrorismo nuclear es, en palabras del Presidente estadounidense Barack Obama, “el más grave peligro al que nos enfrentamos”. Si bien pocos cuestionarían este modo de formularlo, el mundo tiene tareas pendientes sobre cómo abordar esta amenaza. Una década después de que los líderes mundiales acordaran hacer enmiendas al hito que significó en 1987 la Convención sobre la protección física de los materiales nucleares (CPPNM, por sus siglas en inglés) para dificultar que los terroristas obtengan acceso a materiales nucleares, sigue pendiente que entren en vigencia las nuevas medidas. Es urgente hacer frente a la vulnerabilidad que causa esta situación.