avineri42_Sean GallupGetty Images_hosnimubarakegypt Sean Gallup/Getty Images

Las dos caras del Faraón

JERUSALÉN – El historiador romano Salustio observó que la manera en que se crean los estados determina cómo son gobernados. Esta máxima se puede aplicar también a los propios gobernantes. Es más, en muchos casos, la manera en que termina el poder de un gobernante determina cómo será recordado su régimen.

Éste parece ser el caso del ex presidente egipcio Hosni Mubarak, que fue depuesto luego de un masivo levantamiento popular contra su régimen, que se caracterizó por ser autoritario, opresivo, corrupto y nepotista.

Sin duda, Mubarak fue un gobernante autocrático, en cuyo gobierno la oposición radical –especialmente islámica- no era tolerada. Las elecciones eran una farsa, una forma jerárquica de gobierno controlaba a la población a través de una plétora de servicios secretos (“el estado Mukhabarat”) y el sistema con que se lo identificaba era cualquier cosa menos libre.

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