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Poner a África en el sendero hacia la prosperidad

NUAKCHOT – En todo el Sur Global, la gente joven anhela tener oportunidades y vivir una vida mejor. Pero mientras que se proyecta que 1.200 millones de personas en los países en desarrollo alcanzarán una edad laboral en los próximos diez años, solo habrá unos 420 millones de empleos disponibles, lo que dejará a casi 800 millones de personas sin un camino certero hacia el empleo. Aunque parte de este grupo seguirá su educación, eso no hará más que demorar, y posiblemente prolongar, la crisis.

El desafío que plantea una insuficiencia de oportunidades laborales se sentirá profundamente en África, donde vive casi un tercio de esta generación. Pero los pronósticos no son un destino. Es por eso que el futuro del continente será un tema central en la cumbre del G7 de esta semana en Apulia, Italia.

La necesidad de centrarse en el futuro de África es obvia, porque un mundo sin pobreza en un planeta habitable seguirá siendo un objetivo elusivo si el continente no puede aprovechar su enorme potencial y crear suficiente empleo y crecimiento económico. Y es igualmente evidente que una estrategia exitosa para África debe incluir a la Asociación Internacional de Fomento (AIF), que ofrece una herramienta de desarrollo poderosa: financiamiento asequible.

La tarea es inmensa, porque los desafíos de África son importantes. Casi 500 millones de africanos viven en la pobreza, mientras que los conflictos, el cambio climático, las cargas de deuda insostenibles y otras crisis arrojan sombra sobre la perspectiva económica del continente.

Pero la buena noticia es que existe un sendero hacia el progreso, tal como demuestran otros países que han prosperado al utilizar subsidios y préstamos a tasas bajas de interés de la AIF, invertir en su gente y fomentar un clima de inversión amigable con los negocios. África puede transitar un camino similar, pero necesitará de la ayuda de organizaciones como el G7 y otras.

Creemos que una estrategia concreta que genere empleos y que, al mismo tiempo, provea los ingredientes fundacionales para el desarrollo es esencial para ese recorrido. En nuestra opinión, este plan debería estar anclado en cinco pilares.

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Primero, debemos mejorar el acceso a la electricidad, que es un derecho humano fundamental y esencial para el desarrollo. El Grupo Banco Mundial está trabajando con el Banco Africano de Desarrollo para proveer electricidad a la mitad de los 600 millones de africanos que no tienen acceso a la electricidad para 2030, un esfuerzo que, para ser exitoso, exigirá el apoyo de socios para el desarrollo, gobiernos e inversores del sector privado. Afortunadamente, estamos bien avanzados en nuestro camino hacia la construcción de esa coalición.

Segundo, es crucial generar una infraestructura eficiente y de alta calidad para el comercio. Trasladar productos entre los países africanos puede ser un proceso largo y costoso, porque las redes de caminos y ferrocarriles son insuficientes, el transporte marítimo es modesto y los tiempos de espera en las fronteras son prohibitivamente largos. En una región donde 470 millones de personas no tienen un transporte confiable durante todo el año, invertir en infraestructura física y digital -incluidos sistemas de pago transfronterizos- creará oportunidades de empleo al aumentar el comercio, la integración y la inclusión financiera.

Tercero, la inversión en la agroindustria debe aumentar. Solo el 6% de la tierra cultivable de África está irrigado, comparado con el 37% en Asia, y el continente tiene una de las tasas más bajas de uso de fertilizantes en el mundo, lo que deriva en rendimientos que representan un tercio del promedio global. Con el fertilizante correcto para el suelo correcto y una mejor irrigación, los agricultores de África podrían impulsar la producción, la demanda de mano de obra y los ingresos, lo que luego podría usarse para alimentos, suministros escolares y medicamentos. Por ejemplo, una iniciativa financiada por la AIF en Mauritania y sus países vecinos del Sahel ayuda a 390.000 agricultores -casi la mitad de ellos mujeres- a irrigar sus tierras usando tecnologías asequibles.

Cuarto, se deben fortalecer los sistemas de atención médica. El Grupo Banco Mundial apunta a ayudar a los países de bajos y medianos ingresos a brindar servicios de atención médica a 1.500 millones de personas para 2030 -lo que creará innumerables empleos altamente calificados-. Pero debemos tener una mayor amplitud de miras, porque fortalecer la infraestructura sanitaria y la preparación para pandemias es esencial para el desarrollo.

Por último, promover el turismo crearía empleos para las mujeres, que conforman la mayoría de la fuerza laboral del sector, y aceleraría el crecimiento económico. Pero esto dependerá de una mejor infraestructura y un mayor acceso a la electricidad y la atención médica. Asimismo, como las otras cuatro áreas, esto también exige un compromiso con la educación y el desarrollo de capacidades para resultar exitoso, erigido sobre una base digital.

La AIF es un socio esencial y una fuente de conocimiento para promover esta agenda. Es el mayor proveedor de financiamiento y la principal fuente de liquidez para muchos países africanos. Solo el año pasado, el 75% de los compromisos de la AIF -más de 25.000 millones de dólares- se destinó a África, un incremento del 24% en cinco años. Su modelo financiero convierte cada dólar de un donante en casi cuatro dólares en nuevos recursos. Y, de resultar exitosas, las medidas propuestas para simplificar la AIF mejorarían el acceso y ayudarían a los países a dedicarse más a desarrollar soluciones reales para su gente. En pocas palabras, la AIF es el mejor trato en materia de desarrollo, como reconocieron recientemente 19 jefes de Estado africanos.

También es un recordatorio de lo que podemos lograr cuando nos juntamos como socios en el camino hacia el progreso. Con respaldo de la AIF, podemos apuntar a sectores que producen empleo y crecimiento, involucrar al sector privado y ayudar a África a garantizar el futuro próspero que merece.

https://prosyn.org/itIFq5yes