PARÍS – La primera vez que Emmanuel Macron llegó a la presidencia de Francia, en 2017, lo logró con la promesa de poner fin a las divisiones frecuentemente artificiales entre la izquierda y la derecha; el país estaba cansado de las poses teatrales con las que los adversarios exageraban sus diferencias durante las campañas electorales, para luego gobernar de manera bastante parecida cuando llegaban al poder. El estilo centrista radical de Macron buscaba poner fin al pavoneo, aprovechar las buenas ideas de ambos lados del espectro político y gobernar en consecuencia; su intención era convertir a la oposición entre la izquierda y la derecha en una reliquia histórica.
PARÍS – La primera vez que Emmanuel Macron llegó a la presidencia de Francia, en 2017, lo logró con la promesa de poner fin a las divisiones frecuentemente artificiales entre la izquierda y la derecha; el país estaba cansado de las poses teatrales con las que los adversarios exageraban sus diferencias durante las campañas electorales, para luego gobernar de manera bastante parecida cuando llegaban al poder. El estilo centrista radical de Macron buscaba poner fin al pavoneo, aprovechar las buenas ideas de ambos lados del espectro político y gobernar en consecuencia; su intención era convertir a la oposición entre la izquierda y la derecha en una reliquia histórica.