roubini136_Wang YingXinhua via Getty_stock market Wang Ying/Xinhua via Getty Images

Los mercados financieros se engañan con Irán

LONDRES – Tras el asesinato en un ataque estadounidense del comandante de la Fuerza Quds iraní Qassem Suleimani y la represalia inicial de Irán contra dos bases iraquíes usadas por tropas estadounidenses, los mercados financieros entraron en modo de huida del riesgo: el petróleo se encareció un 10%, las bolsas de Estados Unidos y del mundo cayeron algunos puntos porcentuales y los rendimientos de los bonos seguros se redujeron. Pero poco después, y pese al riesgo continuado de un conflicto entre Estados Unidos e Irán y las consecuencias que eso tendría para los mercados, ver a ambos lados dispuestos a detener la escalada calmó a los inversores, y los movimientos de las cotizaciones se revirtieron (llegando incluso a nuevos récords).

Este giro es reflejo de dos supuestos. En primer lugar, los mercados dan por sentado que ni Irán ni Estados Unidos quieren una guerra total, con el riesgo que supondría para el régimen iraní y para las perspectivas de reelección del presidente estadounidense Donald Trump. En segundo lugar, los inversores parecen convencidos de que un conflicto no tendría grandes consecuencias económicas. Al fin y al cabo, hoy la importancia del petróleo como insumo para la producción y el consumo es mucho menor que durante los últimos casos de shock petrolero, por ejemplo la Guerra de Yom Kippur (1973), la Revolución Islámica iraní (1979) y la invasión iraquí a Kuwait (1990). Además, Estados Unidos mismo se ha convertido en un importante productor de energía, las expectativas de inflación son muy menores a las de décadas pasadas, y hay poco riesgo de que los bancos centrales respondan a un shock petrolero subiendo los tipos de interés.

Pero ambos supuestos son claramente errados. Aunque el riesgo de una guerra total parezca bajo, no hay razones para creer que las relaciones entre Estados Unidos e Irán volverán al statu quo anterior. La idea de que un ataque sin víctimas a dos bases iraquíes basta para satisfacer la necesidad de represalia iraní es sencillamente ingenua. Esos cohetes iraníes no fueron sino la primera andanada en una respuesta que se irá intensificando conforme se acerque la elección presidencial estadounidense de noviembre. El conflicto no se detendrá y puede incluir agresiones a través de intermediarios regionales (incluidos ataques contra Israel), enfrentamientos militares directos sin llegar a guerra declarada, intentos de sabotaje contra instalaciones petroleras sauditas y de otros países del Golfo, obstáculos a la navegación por el Golfo, terrorismo internacional, ciberataques, proliferación nuclear, etcétera. Cualquiera de estos elementos puede llevar a una escalada no intencional del conflicto.

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