BERLÍN – Los cambios radicales del presidente Donald Trump a la política exterior estadounidense llevaron a muchos a sospechar que tiene intención de alinear más a Estados Unidos con el presidente ruso Vladímir Putin a largo plazo. La expectativa ahora es que Estados Unidos, China y Rusia se repartan el mundo como hicieron los vencedores de la Segunda Guerra Mundial en la Conferencia de Yalta de 1945. Al abandonar Trump el compromiso que por ochenta años mantuvo Estados Unidos de preservar un orden internacional basado en reglas y en el derecho, el mundo se encamina a una nueva era de «la ley del más fuerte». Pero con su visión exclusivamente transaccional de la diplomacia, Trump renuncia al principal multiplicador de poder que tiene Estados Unidos: su capacidad para formar y liderar alianzas.
BERLÍN – Los cambios radicales del presidente Donald Trump a la política exterior estadounidense llevaron a muchos a sospechar que tiene intención de alinear más a Estados Unidos con el presidente ruso Vladímir Putin a largo plazo. La expectativa ahora es que Estados Unidos, China y Rusia se repartan el mundo como hicieron los vencedores de la Segunda Guerra Mundial en la Conferencia de Yalta de 1945. Al abandonar Trump el compromiso que por ochenta años mantuvo Estados Unidos de preservar un orden internacional basado en reglas y en el derecho, el mundo se encamina a una nueva era de «la ley del más fuerte». Pero con su visión exclusivamente transaccional de la diplomacia, Trump renuncia al principal multiplicador de poder que tiene Estados Unidos: su capacidad para formar y liderar alianzas.